martes, 4 de septiembre de 2007

¿Ballenas o sirenas?


Entre los miles que circulan, en internet hay un mensaje que llamó mi atención. La primera vez que lo leí, decía que una ofendida mujer en Venezuela había protestado por la publicidad de un gimnasio que le preguntaba a las mujeres En este verano ¿quieres ser sirena o ballena? La (supongo que galanota) mujer defendía a las ballenas, porque, entre otras cosas, siempre andan rodeadas de amigos, gozan de una vida sexual activa y tienen lindas ballenitas, además, cantan y viajan por los mares comiendo camarones. En cambio, decía el mensaje, las sirenas no existen. Si existieran, no tendrían por dónde hacer el amor ni tener hijos. Aseguraba que son bonitas pero viven solas y tristes.

Al final, el correo invita a disfrutar de la vida y de la buena mesa, dejándole la tristeza a las bulímicas y anoréxicas. En ese momento pensé ¡sí, bien por las gordas! ¡qué vivan las panzas cheleras! ¡denme un big tasty y un batido!

Si esto realmente ocurrió, me alegra que una mujer haya protestado (¡al fin!) por las campañas publicitarias que ofenden a la mujer común y quieren obligarle a ser extremadamente delgada. Son muy pocas, sobre todo en Latinoamérica, las campañas que celebran la belleza real de la mujer promedio.

Sin embargo, después de un festín de calorías que me dejó con culpa, recapacité. Pensé que no conozco a ninguna persona obesa (ballena) que sea realmente feliz. Es una cuestión social, de salud y autoestima. Cómo quisiera conocer a la verdadera autora de esta protesta para proponerle una tercera opción, una un poco más equilibrada, ¿qué tal los activos delfines?

sábado, 18 de agosto de 2007

Para ella


Hace 16 años, cuando salía de la adolescencia, una bebé me salvó la vida con solo existir. En el instante mismo en que tomó mi dedo índice con sus cinco minúsculos deditos la vida floreció para mí.
Verla crecer fue razón suficiente para enfrentarlo todo. No tengo cómo agradecerle lo que hizo sin darse cuenta.
Ahora es ella quien se enfrenta al mismo mundo que me hizo flaquear, pero cien veces peor, cien veces más complicado, cien veces más desesperanzado. Ser adolescente ahora es más difícil que nunca. Con toda la información a su alcance, las respuestas son más difíciles de encontrar. Su corazoncito está descubriendo lo que es la vida, y también la muerte.
Si de algo sirve, ofrezco la experiencia que tengo. No hay nada, absolutamente nada, de lo que no puedas hablar conmigo. En serio. Si algo puedo decirte a ti, y a todas las adolescentes, es que todo pasa.
Eres una niña con un gran corazón, me lo demostraste muchas veces dándome tu amor incondicional cuando más lo necesité. Ahora, si puedo devolverte el favor, aquí estoy lista para darte lo que necesites, no lo dudes.
No voy a decirte qué hacer, es lo peor que puede uno hacer con un adolescente ¿verdad? Sólo te pido que cuentes conmigo. Yo te apoyaré hasta las últimas consecuencias. Es lo menos que puedo hacer, luego de que me salvaste la vida y que no hice nada para cambiar este mundo, que te heredamos tan estropeado.
Los adultos podemos ser un dolor de cabeza. Pero en su mayoría sólo queremos lo mejor para ti. Mañana lo entenderás todo, lo prometo.

jueves, 16 de agosto de 2007

Vuelve el perro arrepentido

Dije adiós a la Usac con lágrimas en los ojos. Una década de estudiante, trabajadora y residente (vivía en la vecindad, miraba mi oficina por la ventana) era suficiente. No quería ser una treintona gritando las mismas consignas. Que vengan nuevas generaciones, pensé. Agarré mis bártulos y salí al mundo real.
No me arrepiento. La etapa universitaria debe ser eso nada más, un momento en la vida. Hay que saberlo dejar y seguir adelante, para que permanezca hermoso en la memoria.
Las frías mañanas en Las Ardillitas, los bautizos, los boletinazos, los shucos de los chatos, las tardes en la biblioteca o bajo un árbol, los conciertos, las declaratorias, los alegres bares de los alrededores, las protestas y quema de llantas, en fin, todo quedó congelado como un hermoso retrato.
Exactamente cuatro años después, el viernes pasado, me mandaron a trabajar a la Usac por la noche. Para empezar, no sabía por dónde entrar ni dónde parquear. Los chatos ahora son unos empresarios que ni saludan. Literalmente no conocía a nadie.
La universidad es de quienes la viven a diario. Ahora la sentí ajena, arisca. Mi amada plaza de los mártires no era la misma de cuando bailaba encapuchada. Nunca pensé sentirme así, fuera de onda, nada cool. Mayor.
Estar en contacto con nuestra cruda realidad me ha hecho un ser desconfiado. Los rockeros que ahí danzaban alrededor de su gordito de ron me pusieron nerviosa. Cómo cambian los tiempos, antes del asesinato de Evelyn Isidro a inicios del año no se pensaba en ellos como personas peligrosas.
Cómo quise ser como antes y dejarme llevar por la música sin preocupaciones.

martes, 7 de agosto de 2007

(...)


Creo que hay días que ni uno se cree lo que dice. Me pasa mucho, tengo mis banderitas, mis caballitos, pero en realidad son mantras que repito una y otra vez para salir del pantano.
O tal vez solo sea la gripe, quién sabe.
Qué ganas de crear, qué ganas de dejarse llevar por esa maraña que uno tiene en su cabezota creciendo como un el cableado de una ciudad enviciada con el cable. Irregular, amorfo, sin ton ni son. Hacer sin reglas, sin corsés, sin corrección ni edición.
Lo cierto es que llegará el día en que sea totalmente inevitable, caeré en el abismo dulce y a la vez infernal de la automarginalidad. De la cual regresaré, con suerte, con algo digno de leerse.
Así sea.

lunes, 23 de julio de 2007

¿Tiro la piedra y escondo la mano?

Siempre he tenido problemas por las cosas que escribo. Se remontan al colegio, cuando en clase de macanografía en lugar de hacer los ‘ejercicios’ me ponía escribir mi periódiquito, que se llamaba, ya no me acuerdo por qué, URNG (creo que ni sabía con qué se comía eso).
Los hacía circular con mi particular punto de vista sobre diversos temas, más con la gana de ir en contra de los que están a favor y en favor de los que están en contra. Recibía aplausos, pero también reclamos en el baño con amenazas y todo.
Y es que me pinto para escribir, pero no para hablar. Puedo ser una víbora por escrito, pero en persona soy blanda. Lo confieso. Le hablo con amabilidad hasta a mi rival más acérrimo. ¿Por qué? No sé, quizá, sin querer, así como cuando escribo ficción también cuando escribo textos de opinión me estoy poniendo el disfraz de algún personaje. Juego a ser ácida, ruda, satírica, descreída, mala, incrédula, en una palabra, una hija de la gran puta.
Pero en persona es otra historia.
Ahora me andan persiguiendo de la Teletón y los fans de Ricardo Arjona y Laura Bozo. Me odian. No sé qué decirles. Por supuesto que pienso tal y como lo escribí, pero es bastante difícil decir en la cara esas cosas.
Ya sé, me tildarán de ignorante y de mala guatemalteca. De no tener corazón y de ser mala persona. Un señor me escribió para decirme que no tenía buenos sentimientos, solo porque había hablado mal de su adorada Laura.
Aquí es donde me doy cuenta que esto no es un juego. La literatura no tengo que explicársela a nadie, ni a mi misma. Las columnas de opinión son otra cosa.
Me veo perseguida con antorchas y tridentes por los niños y padres de :Teletón y los seguidores de Arjona y Laura. Qué meyo.

martes, 26 de junio de 2007

You talk too much




¿Conocen ustedes a alguien que habla como poseído y sin respirar? ¿acaso no es insoportable? Todos hemos vomitado las palabras descontroladamente más de alguna vez, pero hay personas que lo hacen siempre.
Debo reconocer que cuando estoy obsesionada con algo, hablo compulsivamente sobre el mismo tema. Mea culpa. Además, como todas las personas del mundo, he creído más de alguna vez que mis problemas son los peores, mis alegrías las mejores y mis placeres los más intensos. Sin embargo, me he vuelto un poco reacia a andar contando mis secretitos, por aquello de los chismosos.
La mayoría de mis amigos son personas interesantes, a las cuales es un gusto escuchar, además se dan cuenta cuando necesito hablar y son considerados. Mi novio es un conversador consumado, puedo hablar con él por horas (literalmente, lo juro).
Sin embargo, hay un par de personas por ahí con las cuales me gustaría hacer amistad, sin tan solo se quedaran callados por un segundo. ¿Cómo funcionará su mente? ¿realmente creen que me interesa saber qué hicieron desde que abrieron los ojos en la mañana hasta que llegaron al teatro, en la noche? ¿no se dan cuenta que sus enredadas historias desafían hasta al más paciente?
Es simple cortesía, como cuando va uno a buscar a alguien, si te dicen que está ocupado, esperas o vuelves cuando esté disponible. En cambio, estas personas les dices aló en medio de una importante reunión y ellos así nomás sueltan la historia de cómo su mascota se enfermó, lo remedios caseros que le dieron sin resultado, la larga travesía hacia el veterinario bajo los cántaros de agua, lo cual le trae al recuerdo a su primera mascota y sus siguientes 23….
Tal vez estas personas no se dan cuenta de este pequeño defecto. Tal vez alguien debería decírselos, porque al fin de cuentas, todos tenemos defectos pero algunos no son evidentes (yo me como las uñas cuando estoy sola).
Es igual que el mal aliento, nadie se atreve a decirle a uno que la boca le apesta. Recuerdo que leí en alguna parte que existen compañías (o gente ociosa) que se encarga de decirle al susodicho que mejore su higiene bucal, y además le da consejos de cómo hacerlo. El señalado apestosito nunca se entera de donde viene el “consejo”, pero se siente aliviado de que alguien se lo haya dicho anónimamente.
Me dan ganas de iniciar algo parecido con los que hablan demasiado. Deberían recibir una tarjeta que afuera diría algo como ERES UNA PERSONA MARAVILLOSA PORQUE… (AQUÍ SUS CUALIDADES), con un lindo dibujo. Luego a dentro, sin más, diría ¡pero HABLAS DEMASIADO! La tarjeta iría acompañada por un manual del perfecto conversador, un par de periódicos y revistas para que se entere que el mundo no gira a su alrededor, el Manual de Comunicación Lingüística de Albizúrez Palma para que vea la ciencia tras la plática y una grabadora digital para que si flaquea, pueda hablar a borbotones y luego escucharse…

Conversar es como bailar. No hay como una pareja bien coordinada que se preocupa por su acompañante, que disfruta sus movimientos tanto como los del otro. Cuando hay pisotones y caídas, ó peor, uno de los dos baila como si estuviera solo, no hay diversión, ni nada

lunes, 18 de junio de 2007

receta



Receta para que no muera el romance: enamórese de una buena persona, incapaz de hacer alguna canallada. Luego, asegúrese de que además de que le gusta físicamente y hay química, le admira por lo que es y lo que hace. Recuerde: la belleza es pasajera. Un looser bien parecido, sigue siendo un looser.
No olvide que deben tener muchas cosas en común para tener tema de conversación y cosas que hacer. Pero OJO: tampoco debe ser otra versión de usted mismo, pues el misterio y la sorpresa también son vitales.
Además de lo que ya se sabe (respeto, detalles, comprensión, paciencia, ETC), es importante agregar la idea de que no lo tiene seguro. Nadie es propiedad de nadie, así que esté en plan de conquista todo el tiempo. No escatime esfuerzos. No deje que la rutina le invada.
Y por último, en el climax del romance y para volverse locos el uno por el otro, aléjense unas semanas al año. Pareciera una tortura, y lo es, pero el resultado final cuando se vuelven a ver, cuando vuelven a verse a los ojos luego de una espera que parecía interminable, valen la pena. Habrán juegos pirotécnicos otra vez.
Heme aquí contando cada hora, minuto y segundo para volver a tocar esas manos, como quinceañera.

Cuando tus manos salen amor hacia las mías
qué me traen volando
por qué se detuvieron en mi boca de pronto
por qué las reconozco como si entonces antes
las hubiera tocado
Como si antes de ser hubieran recorrido mi frente,
mi cintura,
su suavidad venía volando sobre el tiempo
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera
y cuanto tú pusiste tus manos en mi pecho
reconocí esas alas de paloma dorada
reconocí esa greda y ese color de trigo
Los años de mi vida yo caminé buscándolas
subí las escaleras, crucé los arrecifes
me llevaron los trenes, las aguas me trajeron
Y en la piel de las uvas me pareció tocarte
La madera de pronto me trajo tu contacto
la almendra me anunciaba tu suavidad secreta
hasta que se cerraron tus manos en mi pecho
y allí, como dos alas, terminaron su viaje

jueves, 7 de junio de 2007

¿Eres tu maestro?


Uy, no quiero volverme una de aquellas personas que se la pasan hablando de su pasado, pero me pasó algo raro.
Cuando entré a la USAC (hace uuuuuuuuuuuuu) estar en el Honorable Comité de Huelga, así como en la AEU, era un honor, algo que uno se ganaba. Para nadie es un secreto que las cuatro facciones de la URNG trabajaban activamente en la USAC (no-te-creo), por lo que sus cuatro cabezones pues representaban a cada rama. Tons, para llegar al Honorable tenías que ser alguien en tu organización.
Pues corría un año de la década de los 90 (no voy a decir cuál), y era mi primera declaratoria de huelga. Ahí estaba yo, con 18 añitos encima, rubia y colocha conociendo por primera vez la fiesta de la vendimia en mi alma mater.
De pronto, hubo un alboroto, algo así como cuando llega el mero mero. Nuestro “sope”, o representante de Humanidades ante el Hono, llegaba escoltado por su guardia personal (contrario a lo que piensan, los aspirantes se sentían honrados de ayudar a los “negros”). Iba rodeado y casi no se le distinguía. Hice mis colochos a un lado para ver bien la escena.
Como era aspirante a encapuchada y a militante entré a la misteriosa sede del Honorable Sub Comité de mi facultad, donde los muchachos se quitaban la capucha, en especial ante una chica nueva. También nuestro “sope” se había descubierto la cara y hablaba de política o algo así, y bebía el licor puro y como si era agua. Yo lo veía entre admirada y asustada.
Pasadas las horas, no podía levantarse y sus guardias lo llevaban de un lado a otro, hasta al baño.
Eso fue hace mucho tiempo, Guatemala cambió y el mundo también. Ahora soy una madre que debe proveer a su hogar, así que voy frecuentemente al mercado Colón, rodeado de charitas. Pero hubo uno que llamó mi atención. Andrajoso como los demás, hablaba cosas raras, filosóficas y enredadas. Nadie lo estaba escuchando, parecía estar hablando con las gotas de lluvia que se escurrían de la pestaña en la que estaba cubriéndose, sentado en una sucia banqueta.
Detuve mi marcha y lo vi unos segundos. ¡Era él! Nuestro representante ante el Hono de hace tantos años, uno de los pre claros muchachos que quería cambiar el mundo.
No sé si me reconoció (ahora nada de cabellera rubia ni colochos), pero noté un poco de pudor ante mi mirada y se abstuvo de pedirme para su trago, como lo hizo con la persona que paso antes que yo. Se lo hubiera dado.
Gulp.

viernes, 1 de junio de 2007

Yo columnista


Pronto tendré otra vez una columna en Siglo Veintiuno. Ya tuve una en Monitor, hace años. Era divertido poder hablar de temas que a mí me interesaran nada más, aunque a los demás le pelaran.
Hay niveles de escritura. Este blog, es una bitácora para hablar de cosas que en general no son periodismo, ni literatura. Luego está lo que escribo en el periódico, informativo, directo, impersonal.
Y está La Escritura, mi obra, que es lo más íntimo primero, para volverse luego lo más público.
Una columna es parte de un papel que un escritor debe, supuestamente, cumplir en la sociedad. No creo que deba usarse para fines propios, sino que debe servirle de algo al lector.
Esto me trae a la mente al gran columnista por antonomasia, Mariano José de Larra, que demostró que el columnista puede ser poeta, puede ser cómico, puede ser líder, puede ser un intelectual, puede ser un hombre triste y cercano al suicidio.
No sé de qué escribir. Y el día de cierre se acerca, se acerca, se acerca.
Es que toi un poco triste. Quizá sea la lluvia, quizá sea la ausencia del ser amado, quizá sea saber que hay gente en este mundo que me odia.
He tenido demasiado tiempo para pensar en estos últimos días, para recordar capítulos recientes de mi vida, terribles y oscuros, pero que me hicieron lo que soy hoy. He recordado personas que eran como el aire para mí, y que ahora es como que hubieran desaparecido. A pesar de que esta ciudad es pequeña y que andan por aquí cerca, no las he vuelto a ver ni por casualidad.
He oído que me odian, que nunca me quisieron, que siempre les caí mal y me soportaban apenas. ¿Cómo puede ser esto cierto? ¿cómo pudo ser todo aquello pura hipocresía? Prefiero creer que sí me quisieron, pero que los caminos se separan.
Como dice el Tri


LAS PIEDRAS RODANDO SE ENCUENTRAN
Y TU Y YO ALGUN DIA NOS HABREMOS DE ENCONTRAR
MIENTRAS TANTO CUIDATE
Y QUE TE BENDIGA DIOS
NO HAGAS NADA MALO QUE NO HICIERA YO

ENCENDIMOS EL MISMO FUEGO
COMPETIMOS EN EL MISMO JUEGO
COMPARTIMOS EL MISMO AMOR
Y EL MISMO DOLOR
LA VIDA NOS JUGO UNA BROMA
Y EL DESTINO TRAZO EL CAMINO
PARA QUE CADA QUIEN SE FUERA
CON SU CADA CUAL

domingo, 27 de mayo de 2007

Una noche perfecta






algunas fotitas

Un noche perfecta






El 8 de mayo tuve una parranda conmigo misma. Luego de tomarme unas copas de vino en una exposición de una de aquellas señoras de sociedad que son artistas, llegué a casa y descubrí que no tenía mi discurso para la presentación de mi libro del día siguiente. Entonces decidí que no dormiría hasta escribir el mejor discurso de la historia. Me armé de cerveza y nicotina y puse manos a la mac.
A la mañana siguiente, amanecí con una cruda terrible y el peor discurso de la historia (comparaba mi libro con Macondo, pues las hojas saldrían volando y no sé que otras muladas). Me veía cansada en un día especial, encima tenía que ir a trabajar. Sudando la gota gorda, me encargué de mis asuntos laborales. Luego el pelo no me quedó como quería y una de las comentaristas (Alejandra Flores) no llegó.
Sin embargo, fue una noche memorable. Mucho más tranquila que la primera vez, pero todavía disfrutándolo, improvisé mis palabras. Claro, no fueron las más sesudas pero sí las más sinceras. Me alargué para que el acto no fuera tan corto a causa del ausentismo de Flores. Luego me dediqué a disfrutar con la gente que más quiero.
Prueba de ello son estas fotos que me tomó mi amigo del alma (aunque él tenga sus ideas particulares sobre el tema) Luis Villacinda. A pesar de ser principiante, demuestra que la foto podría ser una segunda carrera, alternativa a su consagración como diseñador.
Que las imágenes hablen por mí.

sábado, 5 de mayo de 2007

Bendito oficio


No se puede vivir de escribir literatura, no en Guatemala. ¿Se imaginan? Firmaba un contrato con tal editorial por tantos cientos de miles por escribir, digamos, unos dos libros al año. Luego salía a investigar, a recolectar, a vivir. Al final, volvía a mi depobunker (diría Maurice) a escribir. Sueña, Jessica, sueña.
En cambio, soy periodista. Es una profesión muy digna e interesante. Gracias a ella, puedo entrenar mi oficio todos los días, como el atleta que se prepara para las olimpíadas. Además, me ha permitido ver la realidad desde muchos puntos de vista, no solo el mío. Como dijo alguien, a ver si el Pato me ayuda, “un periodista es un ignorante al que se le permite aprender en público”. Conocemos de todo, no somos expertos en nada.
Por otro lado me ha permitido conocer a gente muy estimulante, y me pagan por ir al teatro, la ópera y a actividades culturales de todo tipo. Además, recibo lo último que se publica. Así que no me estoy quejando, bueno, un poco.
Lo que pasa es que también debo escribir sobre zapatos, ropa, cosméticos, muebles y otros artículos para la vida moderna. Y cada tres semanas me toca acudir a eventos más bien insoportables.
Tres ejemplos. Modelos. Existen agencias de modelaje que explotan el sueño de las chicas bonitas de ser modelos. Las pobres, no ganarían ni un concurso en su cuadra, una cosa es ser bonita y otra tener un físico digno de las pasarelas. Pero bueno, ellos les quitan su dinerito por inscribirse en cursos y concursos. Claro, hay un par de excepciones, pero la mayoría son bien gachitas. La fotógrafa que me acompañó a un casting (sí, ellos usan esa palabra) se enfrentó a patojas infotografiables. Una de ellas, además de que su brasier negro salía de su blusa blanca, tenía un estropajo por cabello que encima le caía en la cara. Quisimos ayudarle a mostrar la cara en la foto, así que movimos un mechón de su lugar. Error. Así descubrimos un nido de piojos y liendres que nos dejó asqueadas. Y, claro, ella y las demás salieron en la foto orgullosas. Creo que el modelaje es una rama de la actuación, mis respetos a los verdaderos maniquíes, pero esto….
Segundo ejemplo. Concursos de belleza. Mi primer concurso como periodista fue en el Teatro Abril. Llovía y todo parecía tétrico. Las participantes arregladas tipo Dinastía ó Dallas, o sea grandes cabelleras y maquillaje exagerado de los ochentas, pasaban cual palos, tiesas y con una sonrisa congelada que asustaba. Nunca hablaron, nunca mostraron ninguna reacción humana. Cuando anunciaron a las finalistas y a la ganadora, nadie se sorprendió. No se supo cómo la eligieron, ni ella se mostró contenta. Fue lo más raro que he visto en mi vida. Me gustan los concursos de belleza donde se elige a la flor del pueblo para que sea la soberana de la feria titular, eso es auténtico.
Y por último, los espectáculos populares. Respeto mucho la música popular, las marimbas orquestas como Checha, Fidel y hasta Palangana. Sé que a mi gente del pueblo le gusta bailar y oír letras sencillas Lo que no aguanto, son los espectáculos que explotan a la mujer y manipulan la mente. Cosas del feminismo izquierdoso.
Anoche fui a ver Aventurera. Fueron las dos horas y media más largas de mi vida. Yo iba pensando, debido a su fama, en Chicago y Broadway a la mexicana. Pues no, es un dramón vulgar y ridículo. Lo que se salva son las coreografías y el vestuario.
Obra clásica de México mis polainas!. Esa pobre Carmen Salinas no tiene ni la menor idea de lo que es el género dramático, porque aun así el teatro popular tiene sus parámetros.
La ridícula, en su papel de matrona traficante de mujeres, se la pasa sermoneando a la gente sobre política, sexo y otros temas que se nota no sabe nada. Aconseja a las mujeres a ser fáciles y complacientes. No sabes si está hablando desde ella misma o está en personaje, todo es disparatado. Como quien dice, la obra no tiene unidad aristotélica.
Como en la mayoría de cosas que hacen estos actores de Televisa, se trata de una chica que cae en desgracia y todos se aprovechan de ella, hasta ciertos repugnantes rabos verdes. Al final, ella logra su venganza y el amor. Piensen en lo peor del cine mexicano, con Alfonso Sayas y el Caballo, y multiplíquenlo por cien, luego pónganlo en un escenario por más de dos horas.
Fue horrible.

viernes, 4 de mayo de 2007

Locos por Arjona


No tienen idea de lo que ha provocado el tal Arjona con su venida. Hasta una mi tía abuela, que está muy enferma, no quiere morir sin haberlo visto en concierto. En los dos medios para los que trabajo, tiene a todos en una persecución y ansiedad increíble. ¿Qué desayunó hoy? ¿se lavó los dientes? ¿cómo? ¿qué piensa su maestra de primaria de esto?
Nunca me ha gustado la música de Ricardo Arjona, creo que sus letras son rebuscadas y la mayoría de canciones se parecen entre sí. Sin embargo, para muchos, sobre todo guatemaltecos, es un artista consumado. Recuerdo a una mi colega de otro periódico, no voy a decir nombres, que cuando estábamos en Colombia le dijo a alguien: ustedes tienen a García Márquez, pero nosotros tenemos a Arjona. Mientras me moría de la vergüenza, su culto interlocutor le dijo: no, ustedes tienen a Asturias y a Monterroso Sin embargo, la periodista pareció ofendida, para ella no hay nadie mejor. Y así existen muchos más.
Pero no estoy sola en mi aversión. En mi facultad, un catedrático dejaba de tarea hacer un exhaustivo análisis semiótico, semántico y no sé qué mas a las letras de Arjona. Así demostraba su futilidad y su afectación. Luego les mostraba verdaderos versos, verdadera música, verdaderos artistas.
Y creo que ahí está el asunto. Arjona es un excelente artista pop, pero no puede ponérsele a la par de los verdaderos trovadores ó poetas. Por favor.
Ellos no lo respetan, aunque sean condescendientes, a pesar de que el alto chapín les robó muchos de lo que la gente cree es original de él.
Hace poco fui a ver Alejandro Filio. Es un hombre muuuy bajito que se sube con la guitarra al hombro y te deleita y te conmueve por dos horas. Sin guardaespaldas, sin entourage, sin maquillaje. Cantó esta canción.

El reino de los ciegos
(Alejandro Filio)

Cuentan las escrituras de los falsos profetas
pero nunca nos previnieron de estos "poetas"
estos oportunistas de la mala memoria
galanes populistas, rimadores de sobra.

Bichos que crecen alto como enredadera
y así van enredando moda, canto y moneda
intelectualizando al personal distinguido
del gusto quinceañero y comprador compulsivo.

Habrá quien diga a medias la verdad de este caso
habrá quien le convenga mirar para otro lado
así va el juego, y a quién le importa
el reino de los ciegos con su rey, Arjona.

Para afilar el lápiz y emprender la lucha
hay tantos argumentos como habrán escuchas
pero el mejor termómetro de la destreza
no será nunca el monstruo de las mil cabezas.

El sur también existe por serrat cantado
no habrá que confundirse ni seguir norteados
así va el juego, y a quién le importa
el reino de los ciegos con su rey, Arjona

Muchos han de odiar a este chaparro, pero comparto su opinión. A Arjona le tengo admiración por lograr lo que se propuso (hacerla en grande en el mercado), y también envidia por los millones que ha de tener. Me gusta su canción Mojado por que no suena a él (suena más al grupo que le acompaña, Intocables). Pero nada más, no me representa, no es lo mejor que hay en Guatemala. No es dios.

miércoles, 2 de mayo de 2007

La literatura no tiene que ser bonita


Muchos se espantan de lo que escribo. Creo que esperan dulces historias con un final feliz y moraleja. ¿Qué será? Por lo menos yo no podría escribir así.
Tal vez por eso Coehlo es tan popular, le dice a la gente cosas que les acarician el alma y los deja pensando que la vida al final de cuentas no es tan mala. Nunca lo he leído, me da miedo que me contagie con sus palabras. No tomo antidepresivos por la misma razón, quiero ser como soy y sentir de verdad.
Mis cuentos, como los de El club de los aburridos, pueden escandalizar, pueden parecer grotescos, pero es mi manera de decir ciertas cosas. Además, hay cierto juego y experimentación. No todas las películas pueden ser románticas, ni de terror, ni comedias. Para cada historia y narrador, hay una forma de decir las cosas.
¿Por qué escribo todo esto? Porque me ha ocurrido que la gente con muy buenas intenciones me felicita y compra mi libro y se va a casa. Luego no me dan la cara ó evitan el tema. Hasta hay cierta decepción.
Recuerdo cómo nació mi libro anterior, Diosas Decadentes. Mi mejor amiga de entonces estaba viviendo una situación difícil. Era lesbiana y le costaba aceptar su destino. Todos los días, entre clases, nos reuníamos y me contaba cada detalle de lo que le estaba viviendo.
Un día me dijo, “ya sé: ¿por qué no escribes mi historia para que pueda entenderla mejor?”. Me pareció divertido tener un encargo para escribir y lo hice. Cuando terminé el cuento, orgullosa se lo enseñé. Quedó espantada.
Esto me recordó de cuando una encopetada de Nueva York le encargó a Frida Kahlo que hiciera un cuadro sobre Dorothy Hale, la actriz que se suicidó tirándose elegantemente de un rascacielos. Frida, que también había sido amiga de la occisa, aceptó encantada y se puso a trabajar con su personal estilo. Cuando la señora, que no logro recordar cómo se llamaba, vio el crudo cuadro todo ensangrentado hasta en el marco, quedó horrorizada, no lo conservó. Frida no podía entender.
Con suerte el arte nos hará ver las cosas diferentes, con suerte nos mostrará nuestra verdadera naturaleza humana. No nos atarantará con falsas promesas, sino nos hará vernos como realmente somos, incluso feos y locos, en nuestro maravilloso y terrible destino finito.

viernes, 27 de abril de 2007

Un robo lo cambia todo


Maldición. Me han robado otra vez. Ya perdí la cuenta de las veces que algún desconocido de pronto decide que lo mío es de él. Nunca me ha asaltado una mujer. Bueno, una vez fui víctima de una marita que incluía a algunas chavas. Ah, esa bendida zona 5.
Pues me encontraba yo ahí quitada de la pena en un restaurante de un centro comercial de la zona 4 comiendo. La verdad, parecen magos. Ahora lo ves, ahora ya no lo ves. Han de practicar mucho pues está todo bien planificado. Llega un chavo entelerido con gorra y con cara de pendejo a preguntarte por un restaurante que no está ahí. Mientras giras para hablarle y decirle que está perdido (hasta sientes pena por el estúpido desorientado) otro con manos de seda se lleva tu bolsa.
Cuando me di cuenta, la que puso cara de pendeja fui yo. Tenía mi vida en esa bolsa. El dinero que me ayudaría a pagar ciertas cuentas urgentes, todos mis documentos y tarjetas, mi iPod, mi grabadora digital, los papeles y llaves del carro, un libro de Lorca y otro de Bukowski, en fin, cosas vitales para estar con vida.
Ahora soy una indocumentada sin dinero para reponer lo perdido. Estoy deprimida porque me cortaron el teléfono y tengo que hacer mil trámites para poder demostrar que existo.
De eso hace ya unos días. Mucha gente me dice, menos mal que no le hicieron nada. Parece tonto, pero si lo piensas así, hasta agradecés que no te hayan asesinado. Qué nos pasa, cada día me decepciono más de vivir aquí. Antes veía a mi país como una víctima que se podía rescatar, ahora lo veo como un monstruo descontrolado. Antes era la más patriota, ahora no me molestaría vivir en el primer mundo.
Que quede constancia que consideraré este incidente como mi donación anual a los desempleados y a los jóvenes sin oportunidades. Que les aproveche, mi colección de la música de Madonna seguro amenizará sus miserables vidas.
Snif snif.

jueves, 19 de abril de 2007

Se pierde la practica


Estaba completamente segura que haría una entrada diaria a mi blog. Me lo había propuesto como cuando era joven (no se rían por favor) y escribía todos los días en mi diario, incluso varias veces.
Ahora es más complicado. Además de la falta de un respiro para hacer algo totalmente egoísta, no estoy muy segura de qué escribir que pueda interesarle a los demás. ¿alguna sugerencia?

Vino y se fue



El cacareado cumpleaños 35 vino en un día de atareado trabajo y mucho calor. Sin embargo, como ven en la foto, hubo la parranda de rigor. A pesar de las apariencias, estuve muy tranquilita y como una dama.
Tuve tiempo, mientras escuchaba los salmos obligatorios de la trova, para pensar en mis distintas etapas. La de colegiala católica, la de secretaria de medias y tacón, la de rebelde militante, la de estudiante dedicada pero desencantada, la de mujer emancipada, la de caótica parrandera destructiva, la de periodista atolondrada, y la de soccer mom que vivo ahora. Todas han tenido en común la extraña necesidad de poner todo lo relevante, y también lo irrelevante, por escrito.
Hay nostalgia, pero también veo que todo esos vericuetos de la vida me llevaban a este lugar donde estoy ahora, muy contenta. Hasta lo más desagradable que me ocurrió, me ha sido de utilidad. Besé muchos sapos para encontrar un príncipe.
No pensé que la felicidad fuera posible, porque pensaba que era un momento permanente. Ahora descubro que soy condiciones concretas, espacios ganados, golpes de suerte, milagros diarios, lo que te coloca en cierto lugar cómodo.
Por supuesto, vivo temiendo que todo se desbaratará de un momento a otro. El miedo cristiano no me abandona, la culpa es mi roomate. Pero mientras dure, lo disfrutaré.
Ya con más de 35, ahora me sumerjo a la vida de lleno. No como antes, a medias, con mierditas, haciendo muecas. Ahora aquí estoy metida hasta el cuello. No me arrepiento.

martes, 10 de abril de 2007

¿Por que se escriben libros?




Me acaban de entregar mi segundo libro. Se llama El Club de los aburridos. Vaya título, ¿no? el editor me llamó para decirme que ya estaba listo, así que impaciente fui a la editorial como quien dice a recoger a mi tercer vástago (tengo un libro anterior y un bebé de un año, se llama Manuel). No fue como en las dos ocasiones anteriores.
Es más bien pequeño, no mucho me gusta el diseño de la portada, omitieron mi dedicatoria y el comentario de la solapa me parece que no le hace justicia a mi pequeño y lindo libro. Supongo que como a los hijos, vemos a nuestros libros hermosos aunque para otros no lo sean.
Mi sueño dorado era publicar. Iba a cada presentación de libro que había en la ciudad solo para estar cerca de los escritores. Pensaba que era algo mágico, algo que haría mi vida diferente. Llegaba puntual y me sentaba adelante, mientras miraba arrobada a los literatos, creía que estar ahí debía ser la cosa más maravillosa del mundo.
Pero no lo fue. Cuando fue mi turno, llegué nerviosa, tanto que no podía disfrutar la experiencia. Ronald Flores, que lo comentaría, estaba ahí con su esposa de entonces, Ana, y su pequeño bebé. Cuando me vio, Ronald tomó uno de mis libros y se me acercó para enseñármelo. Era lo más lindo que había visto en mi vida (claro, no había nacido Manuelito). Mi nombre impreso junto al título que se me había ocurrido saber cómo: Diosas Decadentes (otro titulito no?) Luego Ronald me pidió que le firmara el primer ejemplar. Me hizo sentir honrada que me lo pidiera, como si realmente fuera algo importante. Pero, ahora que lo pienso, en ese momento creía que lo era.
Luego tuve mi primer dilema de escritora: No había considerado nunca qué escribiría en las dedicatorias de los libros. Ante tal situación (generalmente la persona está de pie frente a ti esperando que le escribas alguna genialidad) no supe que hacer. Hoy no recuerdo lo que le escribí a Ronald, ni a las otras personas que me lo pidieron. Me gustaría saberlo.
Un ratito después se acabó la magia de la primera firma. Hay una razón por la cual uno se expresa a través del lenguaje escrito y no por otros medios, digamos, escénicos. Fue una tortura que todos me vieran mientras yo trataba de mantener la compostura, mientras otros hablaban bien de mí. Yo trataba de concentrarme en el reluciente libro que tenía frente a mí, mientras me preguntaba si sentía lo que había esperado. La verdad era que no. Todo había empezado muchos años atrás, sin la intención de hacer un libro pues creía que era imposible. Solo eran pequeñas historias, hasta cierto punto banales,que fueron creciendo. Otro día escribiré de eso.
Cuando me tocó hablar, se me quebró la voz al recordar cómo mi maestra favorita en el colegio me dijo que me olvidara de ser escritora. Según ella, era muy pobre para tener esos sueños, la muy snob.
Bueno, lo que vino después fue todavía más inesperado. Resultó que publicar un libro es muy parecido a pararse en la Plaza Central desnuda. Dejas que otras personas vean tus partes más escondidas, las bonitas y las feas. Que te cuenten las pecas y las llantitas. Mucha gente que leyó mi libro esperando no sé qué (quizá inofensivos cuentos para niños) se ofendió cuando vieron de qué se trataba. Para mí, no era más que la realidad que veía en todas partes, pero para ellos eran atrocidades, quizá porque lo decía una mujer. Me inquietó darme cuenta cómo la gente común, no la que se la pasa en entregas de libros, no entiende lo que es una obra literaria, no comprenden el pacto narrativo. Como muchos cuentos están escritos en primera persona, pues me pareció lo más indicado, pensaron que todo lo que ahí decía me había ocurrido en realidad a mí. Háganme el favor. En fin, por un buen tiempo me la pasé justificándome hasta que pasó la conmoción.
De eso hace seis años. Eso es muuuuuucho tiempo en términos de lo que ha pasado en mi vida. Aunque en ese tiempo tenía 29 primaveras, todavía era muy ingenua. Ahora la verdad ya no me hago muchas ilusiones. Me gusta mi libro, como me gusta mi hijo y el libro anterior, pero no creo que sea lo mejor que he escrito. No es la perfección como Manuelito. Es más, creo que podría vivir sin publicarlo. Sin embargo, existe cierta presión de parte de otros para que publique. Qué más da. Me gusta escandalizar.
El 9 de mayo próximo lo presentaré, en el Centro Cultural de España. Planeo estar más tranquila, más relajada, levantar la cejita con expresión "a qué hora se acaba esto?".

lunes, 9 de abril de 2007

Se acerca se acerca se acerca


Siempre he leído que los 35 años son la edad cúspide de las mujeres, y no solamente en lo sexual. Estoy a tres días de cumplirlos, y no sé qué pensar. Parece que fue ayer que cumplí 25, que cumplí 15! (en un caluroso domingo de ramos luciendo un ridículo vestido lila). La edad es una cosa curiosa, creemos que seremos jóvenes y lozanos para siempre, y cometemos el error de criticar a "los viejos" y cuando te vienes a dar cuenta, pum! eres uno de ellos.
No sé si me veo vieja, dicen que la imagen mental que tenemos cada uno no siempre coincide con la realidad. Según yo, no estoy tan vieja, claro, ya no me siento adolescente. Hoy me revisaré detenidamente en el espejo en busca de arrugas.
Se me ocurre que estoy en la mitad de mi vida. No me gustaría vivir más de 70 años. Es más, nunca pensé llegar a los 30, creí que moriría joven y sería una leyenda (ay tú). Según dice, la línea de la vida que tengo en mi mano izquierda es demasiado corta, muchos buenos intencionados en leérmela se asustaron al verla. Así que siempre decía: ya viene la muerte cerca.
Pero nunca vino, primero eché raíces e hice vínculos que no me permiten pensar en el suicidio, ya no.