domingo, 21 de junio de 2015

Las canciones ¿le pertenecen a quienes las inspiran?


Oímos una canción y nos la apropiamos, quizá dice exactamente lo que queremos decir o lo que queremos que nos digan. O simplemente nos gusta. La cultura pop ha encontrado así una forma de identificación maravillosa, cuando todos los que se flecharon con esa canción la oyen juntos, mejor si interpretada en vivo por su creador, miles deliran a la vez. Es una cosa increíble.

Antes me preguntaba ¿qué sentirían las musas o musos que inspiraron esas canciones? En cierta manera, ¿son sus verdaderos dueños? Siempre he preferido ser creadora que musa, pero no dejaba de sentir cierta fascinación por esas personas que inspiran canciones de todo tipo, desde las que son declaraciones de amor hasta las que les demuestran despecho u olvido.

Desde que comparto mi vida con un cantautor, he visto más de cerca el proceso. Cuando él estaba más o menos inactivo en cuanto a creación de canciones, en los conciertos me tocaba solo oírlo cantar esas bellas canciones que le escribió a otras personas. Piezas musicales que yo conocí como fan y que me hacían soñar con él. 

Es simpático cómo la gente, sobre todo los fans, me ven allí parada en los conciertos oyéndolo cantar y piensan que esas canciones fueron escritas para mi (aunque para eso tuvo que haber sido cuando yo tenía 15 años o menos). Aunque él diga que no se acuerda a quién se las escribió, sé que fueron parte de otras historias pasadas e importantes para él. La vida está construida así, de historias que se van sucediendo unas a otras. Para la mayoría solo se recuerdan con viejas cartas o fotos borrosas, en el caso de los artistas, quedan plasmadas en la obra.

A los que piensan que esas melodías son para mi ¿para qué les voy a contar la complicada historia? Mejor no digo nada, sobre todo porque ahora cuando él las canta me mira a mi, me las interpreta a mi. Sí, me siento un poco “usurpadora”, no lo niego, como cuando uno pide prestado algo... Además, opino que son su creación sin importar a quién se las hizo, pasaron a la historia de la música y ahora le pertenecen a todos.

Cuando llegó el momento de que, finalmente, yo tuviera mi propia primer canción en un disco fue emocionante. En realidad era una canción "secreta", la escribió cuando apenas iniciábamos, la grabó y me la regaló en un Cd que atesoro. Cada vez que necesitaba un poco de motivación extra, la escuchaba y me sentía mejor. 

Años después, llegó el momento de buscar canciones para un nuevo disco, después de muchos años de no grabar con su grupo, y entonces me pidió permiso para ponerla allí. Me advirtió que le haría unos cambios en la letra, yo no sabía qué pensar. En cierta manera, era como publicar una carta de amor que en un momento crucial nos había sacado lágrimas y besos del alma.

Al actualizar la letra le quedó una balada que nunca soñé que alguien me escribiera. Así como yo he expuesto mi vida en este blog, él lo hizo a su manera con esa canción.

(Aquí el link de la canción Te abrazaré https://www.youtube.com/watch?v=ytYO9b6Jyxg). 

Las formas en que nacen las canciones son variadas, ahora entiendo. Ranferí anda siempre con una tonada en los labios, y en cualquier momento agarra la guitarra y papel. Se aísla, se aparta, aunque lo tenga a la par sé que anda a mil kilómetros de aquí. Es un proceso creativo que me da miedo interrumpir. Jamás conozco la canción hasta que está terminada, lo mismo hago yo, el trabajo en proceso no se enseña. 

Supongo que al igual que los relatos y poemas, hay muchas canciones que nunca salen a la luz, se quedan como parte de un repertorio propio, muy íntimo.

En los diez años que llevamos de romance, como todas las parejas hemos tenido altibajos. Momentos de felicidad plena y algunos momentos para pelear y somatar puertas. Aún así, el amor siempre pesa más en la balanza. La gente nos dice que parecemos novios y nos elogian, yo vivo dichosa de vivir mi historia de amor.

Quienes nos conocen más de cerca, saben que hemos tenido nuestros dramas. Al fin y al cabo, soy una drama queen, no lo niego. A veces el amor no es suficiente para mantener las cosas tranquilas, a veces otros factores sobre todo externos hacen que la paz se vaya por la ventana y ocurra cada tango...

Por pasar de ser una especie de "emo" a ser una mujer feliz, he tenido que acostumbrarme a muchos cambios. Algo que me ha sorprendido es que la felicidad de uno le afecta y hasta ofende a otros. Jamás lo imaginé. Por eso, de ir mostrando al mundo mi dicha, pasé a ser más discreta y de bajo perfil. Y trato de entenderlo, si somos infelices, los que sonríen y son dichosos molestan, nos parecen pretenciosos.

Ante las presiones en contra de tu relación uno se refugia precisamente en los brazos del otro para hacerse más fuerte. Sin embargo, el choque constante cansa y desespera. Sobre todo a mi que ya no tengo los nervios tan buenos, ni la paciencia tan vasta. Hubo un punto álgido en el que quise solo desaparecer, salir huyendo, como lo hacía antes cuando no tenía ataduras ni raíces.

De repente fui la misma que dejaba todo lo que se ponía difícil y complicado. Por suerte, mi amado no es así. Este hombre es de los que literalmente movería cielo y tierra para convencerme que esto que vivimos es un regalo, una bendición, algo que rara vez ocurre y que debemos cuidar y defender. 


De este episodio tan transcendental, claro, tenía que nacer una canción. Es su lenguaje, es su expresión. Le salió así como sale un suspiro o una lágrima. Fue la forma en que por supuesto me di cuenta que este amor que vivo a diario no lo voy a encontrar en ningún otro lugar, con esa canción comprendí que aun con todo lo complicado que es y los detractores que tiene, este mundo brillante que compartimos cada día es mil veces mejor que el mundo oscuro en el que vivía antes. No podría enfrentar la realidad cada día sin ese dulce beso que me despierta.

Alux Nahual prepara un nuevo disco, Ranferí trabaja día noche, despierto y dormido, en él. Un día me sentó y me dijo, como la vez anterior, que quería compartir esta otra canción. Si fue difícil compartir la anterior, que es una dulzura, ¿cómo no me va a costar compartir esta otra que nos dolió tanto?

Me enternece que él crea que al final la decisión sea mía, porque en teoría es mi canción. Sin embargo, sinceramente no creo que sea así, él la hizo y puede hacer con ella lo que quiera. Y después, cuando las canciones salen a la luz, le pertenecen a todos los que las cantan y las viven. Así que posiblemente la escuchen por allí, lo que no sé es si sentirán lo mismo que yo, si sentirán esa piel de gallina y esa emoción.