martes, 30 de diciembre de 2008

¿Quién soy?


Supongo que todos nos hemos preguntado esto alguna vez. Yo hacía mucho que no, pero en los últimos días me lo he estado preguntando.
Antes no había duda, la zurda izquierdosa parrandera viciosa maniática creativa cariñosa inestable activa bulliciosa Jessica.
Un cambio de locación, de estado civil, de salud y reproductivo, un año más de edad y nuevos entornos, me han ido cambiando. La hogareña siempre a dieta aburrida cumplida que paga sus cuentas y sale de compras Jessica ha ido emergiendo. Muchas tardes de tranquila vida suspiraba por las noches de locura que dejé atrás. En lugar de empezar la fiesta a las 9 de la noche, a esa hora me acuesto a dormir para poder levantarme a las 7 de la madrugada.
El viernes pasado me volví a aventurar en la noche loca, con los mismos compinches de antaño. Pero no fue igual. Ni mi cuerpo ni mi psiquis aceptaron otra vez el exceso. Me sentí como una estúpida ama de casa que no sabe parrandear y al final pide el auxilio del marido (que por cierto tuvo toda la paciencia del mundo).
¿Qué me pasa? ¿ya no soy quién fui? ¿soy otra? ¿me gusta lo que fui? ¿me gusta en lo que me he convertido? ¿hacia dónde voy?
Qué extraña manera de terminar el año. Apenada con los que molesté (me ayudaron a salir en pie, me hicieron compañía y soportaron mi cháchara de bola), sin ganas de repetir la experiencia, tengo un gustillo a cierta goma moral por no recordar algunos pasajes.
Creo que es hora de aceptar que ya no se es joven, pero tampoco viejo. ¿Cuál es el camino a seguir? ¿alguna sugerencia?

martes, 23 de diciembre de 2008

El día que le di a Britney una oportunidad


La rubiecita esa me caía mal. Me daba mala espina, con sus bailes y miradas inocentes. Los medios la declararon la princesa del pop, sin atreverse a mover de su trono a Madonna, quien observaba hasta cierto punto indiferente la revolución que se estaba gestando en su reino.
Britney fue creciendo en todo sentido (tanto en glándulas mamarias, escándalos, discos de oro y extensiones). Muchos predijeron que pronto habría cambio de mando, golpe de estado. Britney parecía hacer temblar el trono de Madonna con cada caderazo. Atrás de ella venían cientos más, la mayoría rubias, ansiosas de sacar a la cuarentona del panorama y repartirse las delicias del reino.
Madonna, ni se inmutó. Hasta se tomó vacaciones para que se jalaran de las greñas entre ellas. Algo se traía entre manos.
Recuerdo exactamente el día que vi a Madonna en los premios MTV de 1984, revolcándose en su vestido de novia mientras cantaba como una gata en celo. Yo tenía 12 años, nunca había visto algo tan osado.
Casi 20 años después, Madonna sacó American Life, un disco reflexivo, diferente, que marcaba un cambio, como siempre. Con un look a lo Patty Hearst, cuando era militante claro, la diva se metía en camisa de once varas hablando de patriotismo en medio de la guerra en Irak. Un chorro de frescura (curiosamente de parte de una mujer madura) en medio de mujeres rubias y con poca ropa que cantaban sobre lo mismo de siempre. Madonna apareció como una comandante bien fornida, firme y desafiante, en mejor forma que nunca.
Este fue el disco más criticado y el más arriesgado, pero para muchos el mejor (hasta mis amigos puro calidad lo compraron).
Entonces llegó la premiación de MTV de 2003. Cuando se escuchó que empezaba Like a virgin, en lugar de salir Madge aparece Britney imitándola como cuando ella la cantó en 1984. Primero me indigné, pero luego vi que había algo de tributo en esto. Después apareció una bronceada y pelinegra Cristina Aguilera. La rendición era inminente, la derrota se acercaba.
Cuando se suponía que debía aparecer el novio, con las dos chicas emocionadas, la que aparece vestida de sexy frac es Madonna cantando Hollywood, una canción que habla de la música que siempre dice lo mismo. La multitud, compuesta por estrellas del pop y el rock, la recibe de pie. Ella se quita el saco y muestra esos brazos que tanto envidiaba (tiempo pasado, porque en los últimos años han ido decayendo). Entonces mientras canta empieza a manosear a las dos jóvenes, que se ven no como sus súbditas, sino como sus bitches, pero felices de serlo.
La gente estaba fuera de sí. Madonna llegó a reclamar lo que le pertenecía. “Háganse a un lado patojas, que ya regresé”. Ellas se miraban nerviosonas, mientras Madonna parecía segura maniobrando sus altas y puntiagudas botas de dominatriz. Los de Queer Eye for the straight guy parecía que les iba a dar el patatush, y creo que les dio cuando de pronto, la mujer de negro le da tremendos besos en la boca (con lengua dicen) a las dos arrobadas chicas.
Fue la rendición total, la sumisión. La fantasía de millones (me incluyo), besar a Madonna. Y en vista de que Madge las besó a ellas, empecé a verlas con otros ojos.

martes, 16 de diciembre de 2008

Todo fue un malentendido


Es increíble cómo las redes sociales, como Facebook, son tan efectivas. Cambié una palabrita (comprometida) en mi perfil por otras tres (en una relación), y mucha gente se ha interesado por saber más, hasta me mandan mensajes como quien dice de “solidaridad”.
Cuando entré a Facebook, dudé ante la pregunta acerca de mi estado civil. Vivo con el padre de mi hijo, pero no estamos casados.
He cambiado muchos puntos de vista desde que estoy con él, hace un poco más de cuatro años. De ser un alma en pena, casi al borde del abismo, volví a la vida, sobre todo después de tener a Manuel.
La unión se fue dando gradualmente. Poco a poco él se fue quedando, que un día, que dos, que tres, que cuatro a la semana. Esto era genial, porque todavía era mi espacio, mi casa, mi existencia seguía pareciéndose un poco a la que tenía antes. Pude decirle adiós poquito a poquito a mi vida loca, a mis costumbres raras, a mi soledad.
Pero las relaciones cambian, crecen, van siempre hacia algún lado. Irnos a nuestra casa soñada, hacer el supermercado juntos y pagar las cuentas a la mitad nos llevó a otra etapa, otra fase. La cual, para mí, es un compromiso, quizá el más grande al que jamás pensé llegar.
No me ha propuesto matrimonio rodilla en el suelo y diamante en mano, supongo que no somos esa clase de personas. Hemos fantaseado acerca de una boda original (a orillas de lago de Atitlán al atardecer con rituales mayas y música), pero al pensar en el costo, mejor nos quedamos como estamos. Mejor sería quizá hacer un viaje.
El malentendido sucedió cuando él también entró a Facebook y se definió como en una relación. Se me ocurrió entonces que era mejor estar iguales, pa no desentonar.
Creo que algunos pensaron que habíamos roto, o que algo andaba mal.
Pero seguimos igual. Gracias a todos los que preguntaron.