martes, 4 de septiembre de 2007

¿Ballenas o sirenas?


Entre los miles que circulan, en internet hay un mensaje que llamó mi atención. La primera vez que lo leí, decía que una ofendida mujer en Venezuela había protestado por la publicidad de un gimnasio que le preguntaba a las mujeres En este verano ¿quieres ser sirena o ballena? La (supongo que galanota) mujer defendía a las ballenas, porque, entre otras cosas, siempre andan rodeadas de amigos, gozan de una vida sexual activa y tienen lindas ballenitas, además, cantan y viajan por los mares comiendo camarones. En cambio, decía el mensaje, las sirenas no existen. Si existieran, no tendrían por dónde hacer el amor ni tener hijos. Aseguraba que son bonitas pero viven solas y tristes.

Al final, el correo invita a disfrutar de la vida y de la buena mesa, dejándole la tristeza a las bulímicas y anoréxicas. En ese momento pensé ¡sí, bien por las gordas! ¡qué vivan las panzas cheleras! ¡denme un big tasty y un batido!

Si esto realmente ocurrió, me alegra que una mujer haya protestado (¡al fin!) por las campañas publicitarias que ofenden a la mujer común y quieren obligarle a ser extremadamente delgada. Son muy pocas, sobre todo en Latinoamérica, las campañas que celebran la belleza real de la mujer promedio.

Sin embargo, después de un festín de calorías que me dejó con culpa, recapacité. Pensé que no conozco a ninguna persona obesa (ballena) que sea realmente feliz. Es una cuestión social, de salud y autoestima. Cómo quisiera conocer a la verdadera autora de esta protesta para proponerle una tercera opción, una un poco más equilibrada, ¿qué tal los activos delfines?