domingo, 22 de septiembre de 2013

Stepford wives ¿a la tortrix?


Escribo este posts luego de un largo fin de semana de andar de socialité, soccer mom y de host (todo escrito en inglés a propósito). No sé ni siquiera si hará sentido, miremos.

Dice un dicho “feministas hasta que se casan”. Detesto ese pensamiento, porque la gente lo dice a la ligera sin tomar en cuenta muchos factores, es cierto que en muchos casos aplica, pero en otros no. Además, también deberían decir “machos y donjuanes hasta que se casan”.

He tenido un tema en la cabeza desde hace unas semanas: lo que conlleva ser amas de casa y madres en Guatemala. Y he estado pensando en eso por dos razones: dos blogs. Uno está es parte de la Revista Contrapoder y se llama el Blog de mamá firmado por una joven madre profesional, y el otro se llama The housewife wannabe y lo hace una guapa señora que así se “distrae”.

Ambas publicaciones han provocado críticas de cierto sector. En pocas palabras, sus detractores consideran que con estos blogs son un atraso para la mujer, que es una vergüenza y que deberían desaparecer.

Por curiosidad, como muchos otros, fui en busca de ambas vitácoras. No vi nada diferente a otros tantos sobre el tema, a miles de artículos que se publican diariamente. ¿Por qué entonces han molestado tanto?

Hace unos años hubiera pensado igual. Yo creía que con cada generación la vida de las mujeres debía ir evolucionando, es decir, que nuestras madres y abuelas estaban equivocadas. Que fueron presas de una sociedad que les impuso una vida que quizá no querían.  Sin otra opción en la vida, fueron madres y esposas tristes, frustradas, oprimidas.

Con eso en mente, para mi era inconcebible que las mujeres modernas, más evolucionadas en todo aspecto, pudieran querer esa vida despreciable de las generaciones anteriores.

La sorpresa fue cuando todas las chicas que me rodeaban empezaron a casarse y, claro, a parecerse mucho a sus madres y abuelas. ¡Pobres! Pensaba yo, han sido “vencidas” por el sistema patriarcal, sufrirán, serán infelices, según yo era una tragedia. Yo seguía fiel a mis ideas, sentía cierto desencanto por mis contemporáneas.

Pensaba que la generación posterior, las más jovencitas, serían las verdaderas pioneras del feminismo en Guatemala. Pero en lo que va de este nuevo siglo descubrí que ellas todavía buscaban con ilusión la vida tradicional de la mujer (casarse y tener hijos), no quieren cambiar las tradiciones y a la mayoría el feminismo les suena como algo de pasado de moda.

Cada día veo más bodas, más embarazos, más gente comprando sus casas en los suburbios, organizando despedidas de solteras, baby showers, piñatas. Creo que mi lógica de juventud no era la correcta. Ahora, más vieja, pienso que lo que evolucionan son las condiciones en las que nos desenvolvemos, la equidad y la igualdad, pero los deseos del ser humano de procrear y tener un techo sobre su cabeza son eternos.

A mi también me llegó el turno, por allá de los 32 años empecé a pensar seriamente en tener un hijo. Como dice el lugar común, el reloj biológico empezó a hacer tic tac. Resultado: 9 años después estoy enamorada y tengo un hijo en edad escolar, me preocupo por educarlo bien, por llevarme bien con mi pareja, me afano por combinar todos los aspectos de mi vida de manera equilibrada, y porque mi casa sea confortable y que en mi mesa haya buena comida, todo tratando de verme siempre bien, nunca fodonga.

Sí, la vida me acercó peligrosamente a esas mujeres que criticaba y compadecía. No soy esclava de mi hogar, tengo quien me ayude, pero sí me interesan los detalles.

Por ejemplo, odiaría que me regalaran una plancha para mi cumpleaños, pero cuando descubrí que las mangas abombadas se arrugan más de la cuenta, salí corriendo a comprar una plancha de vapor y me encanta. Es como cuando uno arma su oficina: para hacer bien el trabajo diario, la equipas y te esfuerzas porque todo esté a la mano.

Antes me burlaba de Martha Stewart, porque su cabello me parece feo y porque se fue al bote por no pagar impuestos, pero luego por cuestiones de trabajo conocí su libro Entertaining y me encantó. Hay algo encantador en recibir gente en tu casa para hacerlos pasar un buen momento, empecé a como jugando a la casita, pero poco a poco le agarré el gustillo. Claro, mis reuniones son bastante etílicas, bulliciosas y largas, pero el papel de anfitriona me encanta!

Eso me hace comprender, en cierta medida, a quienes se quedan enamoradas de ese papel tan antiguo. 

Esas dos mujeres que escriben sus blogs, Corinne Dedik y Bárbara de Marsicovétere en realidad representan a millones de mujeres que quieren hacer un papel de madre, esposa y ama de casa de la mejor manera. ¿Qué le vamos a hacer? Quieren una guía en el camino, quieren compartir con otras sus inquietudes, es natural.

Lo que a mi me gustaría es que eso no fuera el centro de sus vidas y que todas, toditas, lo hagan por elección y no por la fuerza ni por resignación.  Porque, claro, una cosa es ser un ama de casa y otra una mujer maltratada. Las segundas no necesariamente son de las que se quedan en casa, las hay de todo tipo y profesión.

Todavía es sorprendente para mi es que una mujer que pudo haber elegido cualquier otro camino en su vida, decida ser ama de casa. Es más, que aspire a ser una perfecta, tipo Stepford wife.

Eso es simplemente agotador… y creo que imposible. Yo necesité un trago a media noche de este domingo para aceptar que mi fin de semana, mi adorado fin de semana, se me fue volando en actividades, mandados, tareas, compras, llamadas, visitas y compromisos.

El sentimiento es confuso, a parte de que me duele la cara y la cabeza de tanto hablar y sonreír, mi egoísmo de antaño me hace sentir que debí haberme dedicado más tiempo a mi, a mi adorada yo. Porque, encima, ya está empezando una semana que se pinta dura y yo no recargué mis baterías…

Salud por las que hacen todo eso y todavía se van a dormir con una sonrisa en los labios, descansando su bella cabeza en una almohada ortopédica que huele a lavanda envuelta en una sobrefunda de algodón egipcion de 300 hilos… esperando la semana que empieza para hacer la vida de los que las rodean más bella y deliciosa…

Salud!