(columna publicada en el Diario de Centroamérica el 1 de Agosto 2016, en el espacio Leitmotiv)
Todos hemos tenido un affair
con un libro alguna vez. Leemos la última línea, cerramos el libro y ya no
somos los mismos y nos encanta. Pero además algunos, unos cuantos, deciden que
quieren llegar a crear algún día esa misma magia.
Aspirantes a escritores, de cualquier edad, se preguntan
cómo se logra eso. Por supuesto, existen muchísimas posturas al respecto. Como
antes de columnista soy periodista, he decidido que en este espacio incluiré la
opinión de expertos y escritores para que no sea un monólogo.
El escritor guatemalteco Javier Payeras le recomienda a los
que quieran descubrir qué se necesita para ser escritor que lean con atención los
ensayos de Jorge Luis Borges, los poemas de Alejandra Pizarnik y Roberto
Juarroz, así como la novela de Juan Rulfo.
Payeras también recomienda estudiar los textos de Ezra Pound
y de John Gardner acerca del tema, así como los relatos de Raymond Carver y
artículos de Susan Sontag, mejor si en inglés.
Para unos podría llevar años entender el oficio, pero para
otros podría ser una epifanía repentina. La mayoría de conocedores del tema
están de acuerdo en que antes de escribir hay que leer, leer y volver a leer. Ver
qué han hecho los grandes escritores, por dónde han caminado, cómo han sido sus
pasos. Nada peor que alguien que cree que está inventando el agua azucarada.
Leer a esos monstruos además va construyendo en nuestra mente un vocabulario
amplio y nos acerca al uso más exquisito del lenguaje.
Pero luego, claro, llega la hora de escribir y así darnos
cuenta si este es realmente nuestro camino. Payeras aconseja escribir
claramente y sin arrogancia, hay que pensar más de lo que se escribe. Estoy de
acuerdo y opino que la obra en realidad es la punta de un iceberg que tiene
profundidades insondables.
Un buen consejo que nos da Javier es que escribir bonito no
es hacer arte. “Tu trabajo no es un tendedero de palabras vacías sino de ideas
e imágenes escritas”, dice. Yo agregaría que no hay que buscar lo escandaloso,
lo complicado, lo oscuro o lo fácil a propósito solo para escandalizar o
gustar.
En lo personal opino que hay personas que tienen una “habilidad”
natural para escribir. Y hay otros que estudian y se forman para lograr hacerlo
“decentemente”. El prodigio ocurre cuando quien tiene el don además se dedica con
disciplina a desarrollar su escritura, allí es cuando podría empezar una
carrera.
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