martes, 30 de agosto de 2016

Los desafíos del escritor en Guatemala



(Desde el 25 de julio 2016 inicié una nueva etapa como columnista en el Diario de Centroamérica en el espacio que nombré Leitmotiv, estaré publicando aquí las columnas, aquí la primera columna publicada).

Hace poco una madre preocupada me escribió, quería que le diera ideas a su hija para encaminar su carrera. “¿A qué se dedica?” pregunté, “es escritora” me contestó orgullosa. Ella quiere que su hija de 23 años realice en su sueño literario, pero también que se pueda ganar la vida con las letras. Tratar de contestarle fue complicado, ser escritor no se parece a las otras profesiones.

Sí, quien escribe es especial de muchas maneras, con y sin comillas. En este espacio hablaremos acerca de la peculiar vida del escritor. Esta profesión es grandiosa, pero suele ser solitaria y casi siempre se debe tomar como una segunda ocupación, la mayoría de las veces no remunerada.

Pero aun así, siempre hay gente escribiendo. Además de quienes publican sus obras, dictan conferencias y participan en conversatorios, hay miles de escritores que trabajan a la sombra, enfrentando día a día la página en blanco a solas.

Para los lectores también puede ser interesante adentrarse en el trabajo creativo que conlleva la narrativa y la poesía, ellos son parte importante de la literatura. Así que también están invitados a leer esta columna, quizá descubran que detrás de su irresistible atracción hay deseos de crear.

Desde la sola palabra ‘escritor’ empiezan los retos. ¿Cómo, cuándo y por qué alguien puede ser llamado escritor? Este dilema ocurre en la mayoría de ramas del arte y no es cuestión de formación académica. Eruditos puede que no creen nada, y puede que autodidactas tengan obras de calidad.

Ya que aquí hablaremos de aquellos que escriben literatura, podríamos decir entonces que quien crea una obra literaria es escritor, pero ¿quién decide que su obra es literatura? ¿las editoriales? ¿otros escritores? ¿críticos? Y aún cuando alguien es un escritor con futuro, ¿existen las condiciones para que se dedique a eso? Ahondaremos en todos esos temas.

A la amiga que me pidió consejo para su hija le dije que los escritores aquí deben crear sus propias oportunidades. En nuestros países, donde se lee poco y no hay industria editorial, es más bien un apostolado como diría el escritor argentino Ernesto Sabato. “Porque si en cualquier lugar del mundo es duro sufrir el destino del escritor, aquí es doblemente duro, porque además sufrimos el angustioso destino del hombre latinoamericano”, escribió alguna vez.

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