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¿Para qué sirven los críticos?
En nuestro medio criticar al artista nacional es mal visto.
Y es comprensible, a pesar de todos los obstáculos con los que se enfrentan
ellos logran producir sus obras. En estas circunstancias, cuando uno lanza al
mundo una obra literaria, o de cualquier otra disciplina, puede ponerse sensible
ante lo que se diga de nuestra criatura.
Pero es de reconocer que aquí hay pocos profesionales que
ejercen como críticos. Quizá porque personas que no lo son han ocupado su
lugar. Porque hay una cosa es criticar con rigor un libro, y otra muy distinta reseñarlo
o comentarlo superficialmente.
El trabajo del crítico va mucho más allá. Generalmente, es
alguien que ha estudiado una carrera que le ayuda a manejar los métodos para
analizar una obra, también tiene un amplio panorama histórico y estético con
conocimientos de filología y literatura comparada.
Por terrorífico que pueda parecer, en realidad una
valoración de parte de experto no es para destrozar una obra. A me daba pánico
una revisión seria de mi obra, pero luego vi que ser analizada académicamente es
una experiencia muy edificante. Estos estudios explican a los lectores, y a uno
mismo, elementos importantes para la compresión de la tradición literaria.
Según el teórico Enrique Anderson Imbert, un crítico debe
contestar preguntas como ¿cuál fue la intención del escritor? ¿logró
expresarla? ¿Qué significado permanente tiene su obra en la historia de la
literatura? Anderson considera que, al llegar a una vista más panorámica, el
juicio es más comprensivo. Quizá no haya que temerles tanto.
Los enemigos de los críticos piensan que alguien que nunca
ha escrito nada no puede criticar a un escritor. Creo que son cosas diferentes,
dos profesiones que se complementan. Es más, considero que no es conveniente
que un artista que produce sus propias obras analice o critique a un
colega. Por muy académico y preparado
que sea, lo hará desde su propia postura estética, incluso podría desdeñar los
estilos que son diferentes u opuestos al suyo.
Hay quienes acercan la labor del crítico a la del
periodista, pues debe cuidar mucho su integridad y ética. A la primera mentira
o favoritismo, pierden su credibilidad y lo que sea que diga después ya no es
tomado en serio.
Estudiantes y profesionales de Letras: necesitamos más
críticos profesionales que le quiten el mal nombre que a la profesión en
nuestro país.
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