jueves, 25 de septiembre de 2008

Una entrada a lo Adelaida L.


Me cuesta trabajo hablar de ti. Creo que es porque soy supersticiosa y no quiero romper el encanto.
Tú eres el premio mayor, la más grande de mis conquistas. Ese monte Everest (o monte Ararat) al que me costó tanto subir (el albur no es intencional). Aquí estoy, en la cima, quietecita, calladita, con miedo de que si me muevo mucho, ó grito, habrá una avalancha o un derrumbe, y caeré estrepitosamente.
Sin embargo, cuando estás lejos, crees que no te menciono porque algo anda mal. Mi amor, mi cielo, no hago otra cosa que pensar en ti. Estando en el otro lado del mundo, cuando me voy a acostar te imagino levantándote lleno de energía. Me adormezco mientras imagino cómo te bañas, qué te pones, cómo arreglas tu melena…
Cuando despierto, lo primero que hago es abrazar la última camisa que dejaste medio usada y que no lavé para poder olerte.
El tráfico, el corre corre, el inicio de cada día, lo afronto pensando que en algún escenario estarás cantando mientras la gente te ve maravillada. Imagino las notas de tu música, como en las caricaturas, viajando en el viento hacia acá, como un eco lejano, conocido.
En la tarde, cuando la modorra me exige un cafecito, te recuerdo con tu taza de café y tu cigarro, fumando en el jardín.
Ya de vuelta a casa, me dedico a contar los días y las horas que faltan para vernos. Estoy arreglando, cual pajarilla, nuestro nido. Manuelito, nuestra cría, pía preguntando por ti. Le explico que cada año emigras para regalar tu canto a otras culturas, a otras gentes. Parece convencido, pues de inmediato empieza tocar su silbato y a brincar.

3 comentarios:

David Lepe dijo...

Preciosa carta de amor.

Anónimo dijo...

que cursi carta para un amor pero eso pasa cuando nos traiciona el sentimiento encontrado de la gratitud rebozante y no hay instantes para replantearse las palabras, el buen gusto, la sanidad estética. Pero la culminación es chistosa, "la cria, pia"

Stanley Herrarte dijo...

la más enamorada te dicen Jlow