martes, 9 de septiembre de 2008

Baco, no me dejes


Nadie quiere aceptar que tiene un problema con el alcohol, hasta que tiene que hacerlo. Según los expertos que he entrevistado, por asuntos de trabajo, el alcoholismo empieza cuando deja de ser divertido y empiezan los clavos.
Hmmmm….
Uno deja de tener el control. En lugar de pensar “Voy con los cuates a pasarla bien”, solo piensa “guaro guaro guaro”. Luego bebe como coche, hace clavos (se pelea con un extraño, besa a quien no debe, hace streap tease en la mesa, y un largo etcétera) y borra cassett.
Hmmmm…
Y luego, al día siguiente se siente morir, como si tuviera una enfermedad terminal, además la goma moral le ataca, no tanto por lo que se acuerda, sino por lo que se borró de la cinta…
Me consideraba una bebedora social, de aquellas que se emparrandan una vez a la semana pero por algo. Quiero pensar que lo soy, me aferro a esa idea.
No puedo recordar (mala seña) cuándo tomé mi primer trago. Supongo que fue antes de la universidad y seguro que se trató de una cuba libre. Pero fue cuando entré a la USAC que aprendí a tomar cerveza y también ron (en casos extremos con toki, agua o puro). Fue un arduo entrenamiento (pobre mi higadito) hasta que llegó el día en que pude sentarme junto a los grandes…
Pero, la verdad, fue algo hermoso. Déjenme explicar. Alrededor de una mesa (de bohemios dijo el poema) se hablaban las cosas más interesantes que había oído en mi vida. Todos aquellos jóvenes querían cambiar el mundo, como yo. Y me invitaban a ponerme en acción para hacerlo.
Como dijo el Bolo Flores en alguno de sus libros, la bebida se vuelve como un rito casi religioso. Un oficiante sirve los tragos que los devotos reciben con emoción, seguros que irán a un estado (etílico) mejor. La lengua se afloja y fluyen las ideas, hasta el más tímido opina, el tartamudo recita, el feo coquetea, el guapo se siente vulnerable, el creído se vuelve humilde, el cojo feo intenta bailar bonito…
Así fui testiga de grandes conversaciones e intercambios de brillantes mentes, pero también debo admitir que fui testiga (y víctima) de malos tragos y momentos difíciles.
Ya sé, tal comunión se podría hacer también con un café y un cigarro, pero así somos los guatemaltecos, beber es parte de nuestra socialización. Estamos contentos, chupamos, estamos tristes, también. Un triunfo, a brindar, una derrota, más todavía. Para estar con el ser amado, para olvidar los malos amores y para conectar nuevos, un par de tragos vienen bien.
En suma, mi vida con el alcohol ha sido riquísima, no me arrepiento de nada (bueno, un par de cosillas que pasaron hace demasiado tiempo). Tengo un anecdotario digno de un libro, que llevo conmigo como parte de lo que soy, o de lo que era.
Porque últimamente, bueno, digamos unos 2 años, el trago me ha ido cayendo mal. Luego de hacerme un montón de exámenes, la doctora sentenció: “no puede volver a beber nunca más”. Ella, claro, no sabía con quién estaba hablando. Si me conociera mejor, me hubiera dado la noticia con delicadeza y no de sopetón.
La idea no ha querido anidar en la cabeza, anda revoloteando y yo trato de ahuyentarla. Por lo menos ya llevo 3 días sin beber…

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Paaaa ... que fuerte. Pero la salud es mas importante no?

LuisRo (P*!!!) dijo...

12 pasos, Masaya, 12 pasos jajajaa

el VERDE !!! dijo...

ánimo Jess... podés rendir culto a otros dioses como Eros, Cupido o Kāmadeva, y bueno, siempre te queda la posibilidad de cambiarte de religión.. dejá a los romanos y pasate a los griegos... Dioniso, jaja... la misma mrda..

Wendy García Ortiz dijo...

Ay mujer... te comprendo.
Yo ya estoy dentro del mundo de los abstemios, también por recomendación médica. Y, en realidad, me he sentido mejor.
Además, mi hígado sigue sano, aunque el médico se sorprenda! Jejeje.
Muchos abrazos pues. Ya sabés que si ahora nos vemos, nos tomamos un té (porque ya ni café puedo) =P

Juan Pablo Dardón dijo...

Yo estuve presente para esa foto. La presentación del libro en el museo de armas y la cantidad de vino. La corrección de los marinos guatemaltecos frente a la displicencia de unos periodistas. Las fotos. El Nuevo Daiquirí. Paco Méndez dormido en el escenario y Jlow agarrándolo de diván para cantar algo incantable. Yo no puedo vivir sin mi fiesta. La adoro. No tengo opción. Saludos pues.

David Lepe dijo...

De aquí, ya solo vas a mejorar. ¡Adelante!

Andrea dijo...

Un dìa a la vez, amiga, un dìa a la vez. Igual nos quedan los recuerdos. Animo!!!

Anónimo dijo...

¿Bueno pero los vicios secos no son alternativa para combatir la humedad?

Anónimo dijo...

No Jessi son casacas, espero que te pongas bien de tu hígado.

klavaza dijo...

En silencio, mientras proceso...

TrottaMundo dijo...

Te felicito por tu forma de narrar y redactar, es fabulosa.onsigues transportarnos a esos escenarios que solo tus emociones y sentidos vuelven tángibles...
Además te felicito por romper record (es dificil para vos estar tres dias sin beber, me imagino, jajajajajaja) acerca de adorar a Baco...
Saludos desde México!!!