jueves, 24 de septiembre de 2009

Sobre divas y modas




Cuando para otras mujeres la moda y la belleza son cosas para momentos de ocio, que muchas no se permiten, últimamente para mí se ha vuelto parte de mi trabajo. No lo planeé así, creí que siempre iba a trabajar en periodismo “serio”, pero aquí estoy. Al fin tantas lecturas de revistas, las visitas a las tiendas y las horas y horas en frente al espejo han servido de algo.
Mis revistas favoritas siguen siendo Vanity Fair y Vogue (en papel e inglés por supuesto), las cuales empecé a leer a finales de los 80s (no es que sea tan vieja, sino que empecé cuando era una quinceañera). Para mí era lo máximo leer y de paso practicar my reading, perderme en páginas y páginas de bellas fotos, que encima olían tan bien por las muestras de perfume. Pero lo mejor, aunque no lo crean, era el contexto en el que aparecían aquellos trapos, pues los artículos de ambas publicaciones suelen ser muy buenos y bastante extensos.
Últimamente leo cada mes también InStyle, que no tendrá tanto contenido editorial pero está en lo último. No es tanto para mujeres elegantes, sino para entusiastas de la moda y fashion victims que andan tras el último grito o artículo “it”.
Creo que ambos tipos de acercamiento a la moda ejemplifican muy bien a sus seguidores. Unos solo quieren estar “in”, quieren sobresalir gracias a lo que se ponen sin importar el costo, que no les quede bien o no tengan nada más que enseñar al mundo. Por el contrario, mujeres como Ana Wintour, editora de Vogue, tratan de integrar la moda a la vida de una persona interesante. Luego de ver a una mujer que tiene estilo propio no recuerdas lo que tenía puesto, solamente que se miraba fabulosa. En cambio, cuando se trata de una pobre víctima de la moda solo recuerdas, “ah, la chica de botas, o de bufanda, o de mala combinación”.
Aunque la moda suele asociarse con lujo, no tiene que ser precisamente cuestión de dinero, sino de buen gusto. He visto gente adinerada que se viste fatal y hippies o artistas que con poca inversión y mucha creatividad se ven geniales. Pero hay de todo. Por supuesto que muchas otras mujeres pudientes son elegantísimas y muchas chicas trabajadoras se ven ridículas con su ropa de paca. No hay una receta exacta. Tampoco es cuestión de belleza, suele pasar que mujeres bonitas tienen un gusto fatal, convencidas de que todo se les ve bien. Otras, son como la recordada italiana Marella Agnelli, que por años fue la mejor vestida del mundo, que afirmaba que al no sentirse agraciada se vio en la tarea de buscarse un estilo único.
En las revistas suelen preguntarles a los fashionistas famosos (últimamente casi instantáneos gracias a la ropa gratis y los estilistas) quiénes son sus style icons, aquellos que realmente han sido trend setters y que no serán jamás olvidados.
Siempre he proclamado que el mío es Jackeline Kennedy Onassis, pero no tanto en su etapa de primera dama, con sus sombreros pill box y colores pastel, más bien en su etapa de editora en Nueva York. Viuda y libre, se paseaba por la ciudad relajada y cómoda pero siempre chic. Ahora he incluido algunos otros íconos como Diana Vreeland (predecesora de la Wintour en Vogue) señora medio rara pero con bastante joie de vivre, y Vivienne Westwood por revolucionaria. Además, tengo un apartado para las más jóvenes en las que incluyo a Kate Moss (nadie como ella para hacer lucir un vestido de noche cool gracias a los accesorios), Karla Bruni, Vanessa Paradis, Bjork.
No es que uno quiera copiar, sino que estas mujeres inspiran al demostrar que también por medio de lo que se ponen expresan quiénes son, le dan un toque diferente a un mismo trapo que otros lucen. Cuando nos gusta cualquier forma de expresión o arte debemos conocer y entender sus componentes básicos para poder apreciar mejor. De lo contrario, daremos palos de ciego y creeremos que inventamos el agua azucarada.
En Guate tengo algunas personas admiradas. Nunca olvidaré la primera vez que vi a Regina José Galindo (que ahora tiene otro estilo), iba con una gabardina de muy buen corte, maquillaje claro y labios rojos. Chic sin esforzarse demasiado. A otra que he admirado (aunque ahora no la veo mucho) es a Claudia Armas, buen gusto, elegante y cool a la vez. Entre los hombres, me encanta cómo se viste Emiliano Valdés, un dandy muy de por aquí, flaco el dichoso todo se le ve bien. Una pareja bien estilizada es Emilio Méndez y su esposa, siempre elegantes. Otros que me han sorprendido por su porte y originalidad han sido Rosa Chávez, el famoso Verde, Darío Escobar.
El Estilo y la Moda no son lo mismo, en todo caso, el primero puede beneficiarse de la segunda, o no. La industria de la moda se aprovecha de los ilusos que creen que la personalidad se puede comprar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jess me encanto tu nota y también comparto contigo el buen gusto de la recordada Jackeline Kennedy Onassis sin lugar a dudas vestida en sus últimos años por Carolina Herrera quien ejemplifica a la perfección la frase de Edna Woolman Chase "La moda puede comprarse. El estilo es algo que uno debe poseer", considero que aquí se centra todo cuando tu posees un estilo este te hace brillar pero cuando simplemente copias o tratas de seguir las últimas tendencias de la moda aunque estas no luzcan bien en tu silueta caes en la ridicules. abrazos Brenda Enríquez

el VERDE !!! dijo...

puchis mana, grcs x meterme en las flores del final, aunq últimamente he tenido más interés por quitarme las ropas que por ponérmelas, jeje.

Espero no estar en el segmento de la Agnelli.

Un abrazote !!!

tu monocromático amigo.

Stanley Herrarte dijo...

hola J.L me extraña tu forma de pensar... es tan ortodoxa... ¿como decis que tu profesion no es periodismo serio? o en todo caso, ¿que es periodismo serio? ¿andar viendo muertos... seguirle el culo al presidente o escribir sobre una seleccion de futbol tan fracasada? Tu trabajo vale mucho, especialmente porque lo haces bien. TQM