miércoles, 29 de junio de 2011

PARTY MONSTER (primera parte)


La obra es de Aurel Schmidt: "Vomit Comet" pencil, colored pencil, acrylic, beer, coffee, dirt on paper, 18" x 15", 2008

Ah, los que bailan para conectar y para lucirse nunca lo entenderán. Critican el punchis punchis de letras raras o sin letra. Recuerdo cuando totalmente fuera de mí bailaba en un cuarto repleto o vacío, en la grama, en el lodo, con los ojos cerrados, como bien lo dice el género, en trance.
No era un baile de felicidad, ni de amor, ni de sensualidad. Era un baile maníaco, estimulado, demencial. Apretaba los dientes y el pum pum se iba apoderando de mi cuerpo, de arriba abajo. Mi corazón no estaba dentro de mi, estaba en esa bocina que iba creciendo hasta volverse una especie de portal místico.
Olvidaba dónde estaba, con quién, qué día u hora era. No había otra verdad que mover cada rincón de mi cuerpo al ritmo de un track que nunca había escuchado y muy probablemente nunca volvería a oír.
Mucho tiempo así, horas, me metía en un estado curioso. El cuerpo trabajaba ya por inercia, adelantándose a mis pensamientos. Quedaba molido, sí , llegaba al límite de su constitución blanda y sedentaria. Calambres y dolor para el día siguiente. Pero no importaba, estaba en mi tribu, bailando alrededor del fuego, sacando demonios pero al mismo tiempo volviéndome un demonio más terrible.
Comer, dormir, hablar con coherencia eran cosas que solo recordaba y las sentía lejanas.
Una sesión así servía para estar bien por un tiempo, porque siempre debía volver. Aunque nunca era el mismo lugar, sentía que volvía a casa, a la congregación.
Pero ¿ahora qué hago que estoy limpia y sin tiempo libre? El iPod y los audífonos a todo volumen ayudan solo un poquito…
El monstruo quiere despertar.

2 comentarios:

Wendy García Ortiz dijo...

Oh-oh... Ya viene el monstruo. ¡Agárrense! Jijiji.

David Lepe dijo...

que buena party