sábado, 3 de julio de 2010

Alemania por siempre


Para una niña pobre, con terrores nocturnos (imaginarios y también reales), la calle puede ser la salvación. Salir del laberinto fatal, de la oscuridad y del dolor por un rato, tratar de ser normal, de ser feliz, de ser. (Por eso el éxito de la maras y pandillas, a mí me salvó la literatura).

Crecer entre hombres me hizo un poco “marimacho”. Jugaba fut, beis y todos los juegos rudos de los niños. Claro, hasta que llegó la pubertad y con ella el encierro y todas las reglas aplicadas únicamente a las “nenas”. La doble moral que me hizo, y me hace, tanto daño.

Pero antes de eso, me enamoré de la Copa Mundial de Fútbol. No recuerdo todos los partidos de España 82, cuando yo tenía 10 años, pero sí los de la Alemania de Rummenigge (que para mí era igualito a Sting). No soy una fanática del fut en general, pero me gusta la Copa Mundial y tengo 28 años de irle a Alemania. La gente me pregunta qué onda con eso, y no sé, para mí es algo natural. No me hacen ir a un estadio nacional ni seguir a las ligas famosas de América y Europa, pero cuando empieza la Copa me late una vena escondida pero furiosa y caliente.

Esta empezó a hincharse con fuerza el caluroso 8 de julio de 1982 en la casa de una tía en Villa Nueva. En ese entonces era todo un viaje ir allí, era ir a otro pueblo, se sentía lejísimos. Los primos, tíos y hermanos, todos hombres gritones y al tope de la emoción, estaba extasiados frente al televisor viendo la semifinal Alemania contra Francia, mientras mi mamá y mis tías (no tenía primas en ese entonces) se distraían platicando en la cocina y el jardín.

Definitivamente, la emoción estaba en la sala, con el fut, y no en la cháchara de mujeres. Aprendí a vivir el juego, a sufrirlo, a gritarlo, a celebrarlo.
Quisiera creer, como he bromeado con más de alguien, que en mi vida anterior fui alemana (pero no nazi). Pero lo más seguro es que esta tradición me remonte a una época cuando decidí ser ruda, combativa, cuando por medio de las victorias, derrotas y glorias de un poderoso equipo podía evadirme de mi triste infancia.

5 comentarios:

Ranferí Aguilar dijo...

Como sabiamente decía el papá de un amigo: "Structure and discipline, Germans know how"
Jessica, me encanta leerte, extraño cuando no lo haces...

Nicté dijo...

Hi Jess, no podía esperar para contarte: el sábado me compré una chaqueta de cuero verde, algo como el fondo gris-verde que usás en tu blog, ¿sabés donde? ¡en una paca! y me costó 25 quetzales, está nuevita y es Anne Klein, ¿que te parece?

J M dijo...

Nicté: qué maravilla!!! dichosa... debo confesarte que he cambiado mi opinión poquito a poquito sobre las pacas, tengo que darles una nueva oportunidad. solo tengo que encontrar una adecuada. Saludos y que bueno tenerte por aquí otra vez.

mentecato dijo...

Vengo por primera vez. Me quedaré un rato leyéndote.

Un abrazo.

tomasa medrano silvestre dijo...

hal parecer esto no le sucede atodas las personas por eso se dice que dios nos creo para se hunicos en la mente de el y en el mundo : somo todos diferentes con hun rostro , una mirada . y una vida diferente e unica hinigulable .cosas que nos suceden a todos y que cada uno tiene cosas que contar acerca de su vida pero se las huardan por ser o convertirllas en historia hocultas solo en si solas e vacias , llenas de fantacias y ocasiones diferentes que para cada uno de nosotros aguarda el tiempo y que dios guarda para nosotros por que esta historia nunca se acabara y nunca se serrara en la puerta de la vida.