miércoles, 18 de noviembre de 2009

Por ellos


Ella no le había puesto mucha atención a la polémica por la Ley de Planificación Familiar hasta que oyó algo en el trabajo y me lo comentó. Una de las secretarias dijo que pretendían explicarles a los niños qué tipos de prácticas sexuales hay.

“Eso es bueno”, me dijo casi llorando. Si a ella le hubieran explicado qué era el sexo, no habrían abusado de ella desde los 6 años. Durante el resto de su niñez soportó lo que un muchacho le hacía sin ella supiera qué era eso. Para cuando se enteró, sintió mucha culpa. El abusador aprovechó esto, amenazándola de que iba a contar las cosas malas que ella hacía. “Por años, quizá hasta ahora, me he sentido sucia”, me dijo. Ahora comprende que esto es parte del estrés postraumático, algo que no la deja disfrutar plenamente de su vida, de su cuerpo.

Todo hubiera sido diferente si no hubiera crecido en una familia tan religiosa y conservadora, que miraba al sexo como algo secreto, de “adultos”. Si un niño se interesaba, era un niño malo. Lo que no imaginaban era que dentro de su misma casa había alguien que estaba dispuesto a aprovecharse de esa ignorancia.

“Tengo que ser diferente a mi mamá, tengo que explicarles a mis hijos que nadie puede tocarlos. Que el sexo es algo personal que cada quien debe descubrir por decisión propia, no por abuso”. Oírla hablar a esta joven mujer duele.

La educación sexual no es solamente anticonceptivos, embarazos, abortos. También es llamar las cosas por su nombre y quitarle todo lo “oscuro” a algo que debe verse como natural.

Quiero que mi hijo crezca no solamente sabiendo qué es el sexo, sino consciente de que su cuerpo es privado, que debe respetarse y respetar a los demás. Quiero que cuando las hormonas se le alboroten, tenga toda la información disponible para tomar buenas decisiones. Si bien es posible que se abstenga, lo más probable es que no. Sea cual sea su decisión, quiero apoyarlo, hacerlo sentir bien.

Me parte el alma pensar cuántas personas vivieron o viven lo que mi amiga, pero está en nuestras manos lograr cambios. Dejemos de oír a los que ya hicieron suficiente daño.

2 comentarios:

David Lepe dijo...

que duro lo que escribiste... la falta de educación nos está comiendo como país.

JuanPablo dijo...

la realidad de muchos jovenes tanto chavas como chavos han pasado estos momentos, algunas razones son por la falta de educacion sexual.