martes, 4 de agosto de 2009

Cuba


Para empezar y no dejar dudas, desde un principio digo que no creo en la democracia y que soy una humanista atea. Dicho esto, prosigo diciendo que en especial nuestra democracia me parece un fantoche. Las leyes y la constitución dicen una cosa, y lo que vemos en la calle son otra. Derecho a la salud y educación, a la vida, ¿para quiénes? Para quienes pueden pagarla. El resto, se muere esperando ayuda médica, se educa en escuelas que se están cayendo y son atacadas por maras, y día a día salen a la calle con la esperanza de no morir a manos de un delincuente, quien se cansó de esperar por alguna oportunidad y se decidió por el crimen. Matan, roban, secuestran y violan sabiendo que en el 98% de los casos no habrá castigo.
Algún democrático lector dirá: no todo es perfecto en la democracia. Claro, porque los guatemaltecos agobiados pueden quejarse y quejarse hasta quedar sin voz, pueden rezarle a quién quieran en la religión que elijan, y cada 4 años acudir a las urnas para decidir quién seguirá incumpliéndoles sus derechos.
Entre esto y una sociedad como Cuba, prefiero a la isla. Aunque no pueden comprar perfumes franceses ni comer comida chatarra, pueden caminar por la calle sin riesgo incluso de noche disfrutando de las estrellas y la compañía de sus amigos. Aunque no pueden pasar horas enfrente de la computadora en la internet, no hay analfabetismo y la mayoría va a la universidad. Aunque no pueden cambiar a sus autoridades cada 4 años (y no tienen que soportar a la clase politiquera), no hay niños de la calle ni desnutridos, ni mucho menos muertos a balazos.
Algún enemigo del socialismo dirá: pero no tienen libertad. Está bien, acepto que no son libres de la manera que nosotros lo concebimos, pero no todo es perfecto en la revolución.
Si Cuba está como está a pesar del bloqueo que ha sufrido por décadas (lo vi con mis propios ojos), me emociono al pensar cómo le irá cuando ese bloqueo desaparezca. Viven muy bien a pesar de todo, mucho mejor que nosotros que nos creemos muy afortunados por vivir en democracia.
Algo que empecé a pensar luego de hablar con los cubanos, es que en algún momento en los años 80 Fidel empezó a equivocarse al pensar en quedarse de por vida en el poder. A pesar de que me creía muy sabionda en cuanto a Cuba, en el Museo de la Revolución descubrí que luego del triunfo en 1959 hubo un presidente civil, Manuel Hurrutia, mientras que Fidel era Primer Ministro. Sin embargo, apenas unos meses después el tal Hurrutia traicionó a la Revolución y fue destituido. El pueblo, todavía con la euforia de la revuelta popular (recordemos que Cuba estaba muy atrasada y pobre, necesitada de un cambio) pidieron que Fidel fuera el único líder del cambio. Y ahí se fue quedando, se me ocurre que pensaba que no podía confiar en nadie la Revolución que tanto les había costado. Así han pasado ya 50 años. Claro, no es un dictador como Bastista con palacios y lujos y chicas y casinos y excesos, pero como dice el viejo adagio, está empezando a parecerse un poco a quienes tanto criticó.
Aunque se dice que sigue gobernando desde su cama, Raúl Castro ha sido un cambio para los cubanos. A quienes les pregunté, me dijeron que les parecía que hablaba menos y actuaba más. Creo que eso lo dicen porque ellos tenían que escuchar a Fidel por 8 horas consecutivas en la Plaza de la Revolución.
Cuba necesita un cambio sin dejar de lado su revolución, y mucho me temo que no ocurrirá hasta que el bloqueo desaparezca. Este pueblo ha desafiado al mundo por 50 años, ha vivido de otra manera y se mantiene firme aún. Ahora admiro más al pueblo cubano (su ingenio no tiene límites)que a su dirigencia.
También pienso que Guatemala necesita empezar de cero, luchar por cambios estructurales, educativos y culturales, pero las revoluciones armadas están mal vistas y pasadas de moda, se quedaron en los siglos pasados. Los gobiernos populistas latinoamericanos me dan un poco de ñáñaras y desconfianza. ¿Cuál es el camino?
Confío en que las nuevas generaciones se las ingeniarán para cambiar nuestras tristes realidades. Siendo muy joven abracé una causa que creí justa pero que no rindió frutos y costó miles de vidas.
Creeré en la democracia cuando la ejerza un pueblo educado, sano y en paz, cuando los políticos sean verdaderos líderes e intelectuales, cuando a los representantes en el congreso realmente les interese nuestros problemas, cuando la transparencia y honradez permita que el dinero se use adecuadamente y nadie se robe un centavo.
No creo que la vida me alcance para ver todo esto. Soy un caso perdido.

6 comentarios:

Stanley Herrarte dijo...

Hasta la victoria siempre amiguis!!! jajajajaja saludos!!! (aqui se te extraña tanto)

Anónimo dijo...

En serio que no puedo estar mas de acuerdo. Algun dia entenderemos en este pais que no todo es material.

David Lepe dijo...

Ya me estaba asustando, que solo lo bueno y bonito de Cuba estabas escribiendo.
Pero al final, estoy de acuerdo contigo, ese cambio que necesita tal país debe estar basado en sus raíces.
Ahora, acá en Guatemala, gobernados directa o indirectamente por el crímen organizado y el narcotráfico, estamos jodidos.
"Viva la Jess".

klavaza dijo...

En silencio, mientras proceso...

Ingrid Reyes (Chapolita) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ingrid Reyes (Chapolita) dijo...

En lo personal alguna vez pensé en irme a vivir a Cuba y en educar ahí a mis hijos (todavía no engendrados). Sé que no tendría muchas de las comodidades de mi país, pero estaría lejos de la violencia y mis hijos crecerían en un ambiente de educación envidiable...una herencia única. Los años han pasado y eso no podrá ser...todo quedó atrás. Ahora las prioridades son otras y los caminos también. No puedo dar marcha atrás, aunque no estoy tan segura de que este rumbo de vuelta en el futuro. De tus mejores entradas en el blog amiga.