viernes, 27 de junio de 2008

Es más que pánico


Ya no estoy tan segura de que sea mi pánico escénico (que he descubierto padece la mayoría de personas) lo que me impide participar en eventos literarios.
Creo que hay manifestaciones artísticas que pueden (y deben) hacerse en vivo. Obviamente las artes escénicas, la música, el arte contemporáneo con sus happenings y performances. En cuanto a la literatura, pienso que solamente la poesía debería leerse frente al público. Es sonora, musical, y la entonación es muy importante para apreciarla. Quién mejor que el mismo autor para darle el énfasis a las palabras decisivas, hacer pausas, llevar bien el ritmo.
Pero la narrativa es otra cosa. Leer una historia lleva su tiempo. ¿Quién no ha tenido un romance con ese libro maravilloso que se lee a solas? ¿Quién no ha leído una y otra vez ese pasaje que te dice algo crucial? ¿Quién no ha dejado de dormir una noche completa para poder devorarlo bocado a bocado?
Si leemos un fragmento al público posiblemente no les diga nada, o parezca confuso. En todo caso, debería tenerse mini cuentos para ser leídos frente al público, pero no me llama la atención tampoco.
Uno está lleno de historias, algunas, pocas, buenas e interesantes. Otras, como la vida cotidiana, solo “son”. No electrizan ni te dejan con la boca abierta. Pero son nuestras (mis) historias.
No me gustaría aburrir a la gente con ellas, o empezar a escribir escandalosos textos sólo para entretenerlos. No. Quiero seguir escribiendo cuando lo necesito y de la manera que me plazca, es algo muy personal que no siempre quiero compartir, o lo quiero hacer a la distancia, con una persona a la vez.
Ni modo, no nací para ser rock star, para ser admirada por el público. No importa.

1 comentario:

klavaza dijo...

Borges, en el ocaso de su vida, amargado y pleno de boutades, dijo que había leído El Quijote en inglés, primero, y que cuando lo leyó en español ya no le gustó tanto. De plano lo dijo por ofender y por mordido, porque no ganaba el Nobel. Sin emabrgo subraya lo que decís, a veces la experiencia con un texto es íntima, sólo la narrativa y yo. Me pasó con el Tecún Umán de Asturias, yo le daba un rítmo muy mío. Cuando escuché el poema declamado por su autor, no me gustó, es más, me pareció ofensivo. Igual con Vamos Patria a Caminar, para mí es solemne, en cambio para un grupo sudamericano que lo musicalizó es una charangueada intolerable.