lunes, 29 de octubre de 2018

Si vas a crear, lo harás pase lo que pase


Los escritores que nos gustan son los que dicen aquello que ya intuimos, que de alguna manera ya sabemos pero no ha tomado forma de palabra. Aquellos que ponen orden al conjunto amorfo y caótico que hay en nuestra cabeza.

 Es como si leyeran tu mente pero, en realidad, están leyendo y desentrañando la esencia humana gracias a su gran sensibilidad y talento.

 Son esos escritores que conocimos en un momento crucial de nuestras vidas, que nos dieron una luz casi sobrenatural en el camino. Y, claro, son esos a los que volvemos por consuelo, por cariño, por sabiduría, por un jalón de orejas.

 Un ejemplo para mi es el poema “air and light and time and space” (así, sin mayúsculas ni comas) de Charles Bukowski. Este señor es todo un mito no solamente por sus escritos sino también por su forma de ver la vida. En estos versos quiere desmitificar la idea que se necesita “aire y luz y tiempo y espacio” para crear.

 Dejarlo todo (trabajo, familia, amigos) y crear “un santuario” para escribir puede sonar ideal, pero en la práctica no sé si funciona. Según Bukowski, el que va a crear lo va a hacer en cualquier lugar, bajo cual cualquier circunstancia.

 Es más, yo tengo la idea que la vida aparentemente ordinaria pero pesada, con sus problemas y los golpes que nos propina, otorga un ingrediente misterioso pero muy necesario para que lo que escribimos tenga sabor, calle, carcajadas, sangre, lágrimas y maldiciones verdaderas.

 De esa cuenta, si vas a crear, según don Charles, lo harás “trabajando 16 horas por día en una mina de carbón, o vas a crear en una pequeña pieza con 3 niños mientras vives de la asistencia social, vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de tu cuerpo, vas a crear ciego, mutilado, loco, vas a crear con un gato trepando por tu espalda mientras la ciudad entera tiembla en terremotos, bombardeos, inundaciones y fuego”.

 El poema remata diciendo que las condiciones ideales, “aire y luz y tiempo y espacio”, “no tienen nada que ver con esto y no crean nada, excepto quizás una vida más larga para encontrar nuevas excusas”.

 Revisitar este poema me alivia, pues si no estoy creando no es por culpa de nada ni de nadie. Quizá solo no es el momento.

 Filgua se adentra en El mundo de Asturias

 En las 14 ediciones que lleva de realizarse la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua) no siempre he estado de acuerdo en algunos detalles de su organización y desarrollo. No obstante, comprendo la necesidad que se lleve a cabo y que todos nos involucremos.

 Como muchos, he participado en sus actividades tanto como expositora y como público, he pasado buenos momentos en ella, he conocido y reencontrado a interesantes personas. Como la mayoría de actividades de cualquier tipo, el espíritu y el resultado depende mucho de quienes las organizan. En estos años Filgua ha tenido grandes aciertos y aportes, pero también algunos resbalones. Pero es la feria que tenemos y allí va creciendo.

 Lo que no me parecía era que se resaltara más la parte comercial de la industria editorial y menos el contenido de los libros. Es de entender que es una asociación empresarial la que organiza, Gremial de Editores, y que para ellos es una gran inversión que deben procurar les traiga beneficios.

 Pero supongo que una cosa no pelea con la otra, porque entre más prestigiosa es una feria tendrá más “valor” y atractivo. Apoyo una feria que además involucre a otras entidades académicas y de peso en el mundo de las letras, del arte y la educación para que su contenido aporte a nuestra sociedad.

 Este año, en medio de las celebraciones del cincuentenario del Premio Nóbel de Miguel Ángel Asturias, es justo decir que las 383 actividades de este año están muy interesantes y balanceadas. Hay temas light, sí, pero también muchos escritores serios y otros expertos aportando, sobre todo en cuanto a la obra de El Gran Moyas.  Algo que también noté es que hay expositores de varias corrientes de pensamiento.

 También se apoya a la niñez, juventud y docencia con actividades de lectura, creación y bibliotecas.

 Ojalá que lo que vemos en blanco y negro en la programación se traduzca en una verdadera fiesta. En mi opinión, que haya cambiado de sede no debería afectar, aunque el Parque de la Industria era más cercano para cierto sector, Forum Majadas es un opción para atraer a quienes viven en esa otra parte de la ciudad. En todo caso, siempre se podrá cambiar de sede si el experimento no funciona.

 ¡Que vivan los libros!

 Un humanista gana el premio Cardoza y Aragón

 Ramón Urzúa-Navas es el flamante poeta laureado con el premio mesoamericano de poesía Luis Cardoza y Aragón 2017, que otorga la Embajada de México en Guatemala. La poesía sigue produciéndose a pesar de los pocos o nulos incentivos, lo cual es una buena noticia.

 Me enteré todavía contrariada por la amplia y desgastante discusión sobre racismo en nuestro país. Como con temas anteriores, triste ejemplo es el genocidio, el tema ha provocado una enfrentamiento entre dos posturas que parecen no quererse conciliar. He tenido “encontronazos” con personas que aprecio y respeto, por lo que queda uno bastante desanimado.

 Pero hoy, al ver que el arte sigue fluyendo y se niega a desaparecer, sólo puedo decir “poetas por favor no dejen de existir, los necesitamos”. Son tiempos donde el humanismo y el arte podrían ser la solución a tantos dilemas.

 Siempre me alegro al ver los ganadores de los premios, sólo puedo imaginar la dulce sensación, quizá efímera, que algo ha hecho bien uno con sus letras. Pero cuando el objeto de los aplausos y reconocimientos es mi amigo o conocido, me siento doblemente orgullosa. Y me ha pasado muchas veces.

 Conocí a Ramón en la Facultad de Humanidades de la Usac a finales del siglo XX, cuando yo era una estudiante rezagada y malportada que de pronto estuvo en salones de clase con personas más jóvenes. Ellos me inyectaron mucha vitalidad, ellos no vivieron los 90s, los estertores de un conflicto largo y manoseado.

 Cuando ya casi tiraba la toalla apareció este grupo de buenos estudiantes, realmente enamorados de las letras y me sumé a ellos. Hasta empecé a ser mejor y finalmente cerré el pensum.

 Ramón, según reportan los medios, no sólo es licenciado en letras sino que está haciendo un doctorado en Nueva York. Aunque es inédito en el mundo editorial, sus textos publicados en diversas páginas y revistas son compartido por muchos.

 Aunque hay muchos escritores autodidactas, los han también académicos. No hay una fórmula, es más bien cómo cada uno se aproxima a la literatura.

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