martes, 7 de diciembre de 2010
De generaciones y escritores
Los escritores más o menos de mi edad, unos años más unos años menos, ahora son cuates. Pero en sus inicios, eran totalmente extraños para mí. Cuando a finales del siglo pasado se difundió el atrevido manifiesto de la Editorial X me dio un poco de ilusión ser escritora.
Pero luego me sentí ajena, sobre todo cuando dijeron (en una entrevista en el periódico) que no tenían nada que ver con la guerra y el conflicto que acababa de terminar, que eran totalmente ajenos a lo que ya se había escrito, sin padres literarios, una generación espontánea.
Sancarlista y militante, admiradora del Bolo Flores, de Otto René Castillo y de Francisco Morales Santos, ya no me sentí identificada.
Quise que los escritores como yo, sin recursos ni lecturas sofisticadas, también sacáramos un manifiesto. Que también nos escucharan como la otra cara de la moneda, los feos y mal vestidos. Pero mientras los X hacían sus performances y hacían lecturas donde hablaban de tirar bebés desde los edificios, la coyuntura política de la pos guerra a nosotros nos entristecía, nos ahogaba, nos borraba. ¿Quién tenía tiempo, recursos, ánimos?
Así nació mi cuento Razón del heroísmo (título robado de un poema de Morales Santos), con rabia, con desesperanza, con ganas de hacer otra guerra. Así, sin proponérmelo, me hice notar pues gané un concurso, luego otro, y todo empezó para mí. Tanto, que Maurice Echeverría fue mandado por su editor a hacerme una entrevista (ya conté antes esa desafortunada experiencia).
En medio del vendaval que era mi vida entonces, decidí que debía hacerme notar también, aunque fuera solita.
Cuando esperaba en la recepción de El Periódico a Maurice, porque ni siquiera fue a buscarme, salió una chava con pelo muy corto y cara muy linda, pero con una expresión dura. Era Lucía Escobar. Me dijo parca “¿vos sos Jessica Masaya?”, al asentir me dijo que su profesora Aída Toledo quería contactarme. Apenas me dijo cómo y se fue.
Luego Maurice me habló de él en un jardín, casi ni hablé yo. La entrevista nunca salió, como ya dije, según ellos no tenía nada que decir.
Esa tarde eligieron a Ana María Rodas Premio Nacional de Literatura 2000, prefiriéndola sobre Isabel de los Angeles Ruano, yo fui al cine con mis amigas de la USAC y horas después paré en el hospital con mi primera crisis nerviosa. Vaya recuerdos ¿no?
Prado y yo tuvimos luego algunos encuentros y me encantó su modo, nada pretencioso, muy bonachón el patojo, parecía un osito de peluche. Eso sí, los encuentros fueron en lugares oscuros y hasta peligrosos, en medio de inolvidables noches de locura.
Han pasado 10 años del mencionado manifiesto. Hoy algunos jóvenes, como Vania Vargas en Luna Park, están sacando a luz nuevamente los textos y escritores de Editorial X y me alegro, deben conocerse más. Pero así también muchos otros escritores, de todo tipo, de todo origen.
Dejando atrás nuestras tendencias de primera juventud, todos somos diferentes ahora. Yo sigo siendo rebelde pero me tengo que acomodar a mi situación, por lo que refunfuño todo el tiempo, trabajando demasiado y sin tiempo ni para leer ni para escribir.
A Prado lo he visto varias veces en Oakland Mall con su esposa y pequeño hijo, por supuesto que no me saluda. Los demás han evolucionado muy a su manera, Lucía Escobar es una de las mujeres a quien más admiro, su linda cara ya no es dura.
Javier, Julio, Paquito y Ronald son amigos muy queridos, ahora personas serias y amplios conocedores de la literatura, algunos profesores universitarios.
Maurice le acaba de aclarar, muy públicamente pues fue en el Facebook, a Vania Vargas que él no firmó el Manifiesto X, es más, que ese proyecto era el de una persona, que lo recuerda con cariño pero nada más. Asegura él que no hay que “reificar” (sic) (tal vez quizo decir deificar) en esceso a la Editorial X. Asegura que en realidad cada uno tenía su propio proyecto. ¡Qué tal!
Me preocupa que una década después se quiera hacer leyenda a escritores que apenas están alcanzo la madurez (algunos). ¿Qué sigue después? ¿darles el Premio Nacional de Literatura? (me consta que el año pasado estaba nominado uno de los X, de apenas 35 años).
Más pan para mi matate.
Posdata
Debo tomar la decisión, ¿renunciar o no al Consejo Asesor para las Letras el próximo 14 de diciembre? Se acerca la fecha y no me decido.
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3 comentarios:
Tantas cosas que has vivido e imagino que en ese entonces se puede incluir tu experiencia en diagnóstico, increible que estuvieras trabajando alli. El presente es el cúmulo de sombras del pasado, y a veces para no hacerlo tan notorio, lo disfrazamos.Me alegro haberte conocido aunque sea para la asignación de fases.
Lo del manifiesto es completamente veraz. Lo demás que de mí decís ni lo voy a comentar, porque si lo comento no va a quedar nada de pie en este lugar.
No está mal, aunque sea casi 5 años después lo viste Maurice... buena onda. Yo tenía el mismo tiempo de no verlo, me pereció tan lejano...
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