martes, 19 de agosto de 2008
Feliz Cumpleaños, Madge
Muchos creen que me averguenzo de mi admiración por Madonna. No es así.
Me parece una mujer admirable, fuerte, independiente, que ha sabido manejar su vida y su carrera a su antojo. Mientras otras son títeres de las disqueras y de los medios, ella es una verdadera diva. No de balde se ha mantenido vigente desde principios de los 80s.
Además, y es lo más importante de mi devoción, es que todas sus canciones son el soundtrack de mi vida. Desde la primera, Everybody, hasta la que está sonando con fuerza hoy, Give it to me.
Junto a ella, pasé una y otra transformación. Luego de brincar en un Hollyday siendo una puberta, fui Como una virgen y un poquito Chica material, para luego decirle a mi Papá que no me sermoneara. Mis pelos fueron de melena despeinada a cabello corto y mojado.
No paré de bailar con sus remixes, contenidos en ese disco rojo donde me miraba seria y me decía You can dance. Ya para cuando preguntaban Quien es esa chica, yo andaba con las cejas bien negras y delineadas con los primeros noviecitos.
Era momento de un cambio, así que con el fin de los 80s, el pelo se volvió más oscuro y la música más Como una oración.
Los 90s trajeron la sofisticación, los escotes profundos y canciones sensuales (cantaba frente al espejo Sooner or later y Something to remeber ensayando poses de mujer fatal). Momentos más libertinos tuvieron como fondo a Erotica, que también me acompañó a las discos y al descubrimiento del mundo gay y clandestino (adoro la rola Bad girl, excelente video).
Un largo período de febril actividad laboral y estudiantil se hizo acompañar por sus Historias para la hora de dormir y la recopilación de canciones romanticonas (inolvidable canción la de Take a bow), rematando con la época de Evita, llena de desencantos y lecciones aprendidas.
El nuevo milenio se acercaba y luego de convertirse en madre, Madonna nos regaló un Rayo de luz.
Este es el parteaguas. El desenfreno paró y vino una etapa luminosa, energética, sana, que le hizo ganar energías, mientras yo me preparaba para vivir sola. A partir de aquí ya nadie dudó que fuera la reina del pop, tomando así el trono del que no se ha bajado todavía. Con su Music puso de moda la ropa vaquera otra vez, así como estar saludable y el yoga.
El incomprendido disco American life me agarró por sorpresa en la época más oscura de mi vida. Es un disco menos festivo y más reflexivo que me trajo de vuelta a sus pies y me jaló las orejas. Con cicatrices y corazones rotos en los bolsillos, así como la sensación del que ha tocado fondo, la vida se hizo en mí, en mi vientre.
Hung up se volvió el disco de la celebración, la fiesta del renacimiento. Madonna, por primera vez revisitándose a sí misma, nos regaló canciones con gustillo a tiempos pasados. Como cuando las amigas se juntan para ir a la disco y a recordar.
Ahora estoy empezando a saborear mi Hard Candy. Chupada a chupada, los dulces no deben morderse, no dejo de sentir como si es una vieja conocida, una amiga, una maestra que no deja de invitarme a ser fuerte, a ser independiente, a ser mujer.
El sábado pasado Madonna cumplió 50 años (me lleva 14 de delantera). Fibruda y energética, gracias al pilates y al yoga, no es una vieja queriendo parecer jovencita. Es una mujer madura que le da riata las nuevas, en todo sentido.
Feliz cumpleaños Madge (apodo con el que la bautizaron los ingleses, es una abreviatura de Your majesty).
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2 comentarios:
uta JM pero ni licuando a todas las locas q conozco lograría tanta admiración, fervor e identificación por la meritita Reyna. Tu rollo con la Madonna tiene mucho en común con el mío y Dido. Sigamos bailando, porque hay Madge pa rato...
Sos una verdadera fan!
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