Es bueno enterarse de cómo están los otros, lo malo es que muchas veces lo hacemos por medio de chismes. ¿Por qué fascinarán las noticias que se cuentan en voz baja y con mirada traviesa? Quizá porque es la versión extra oficial, la que se puede aderezar y estirar o darle la forma deseada.
No podemos ir a preguntarle directamente al afectado ¿de veras te sacaron de tu casa? ¿estás engañando a tu novia? ¿te van a enjuiciar por tus deudas? ¿estás enamorada de alguien que no te pasa balón? ¿tuviste una sobre dosis y tus cuates te dejaron en la puerta del hospital?
Muchas de esas personas ya no pertenecen, o nunca han pertenecido, a nuestro círculo. Entonces es curioso (y hasta algo enfermizo) que detalles muy personales de sus vidas lleguen a uno.
Me apena saber que la relación de una pareja que conoces termine. Si a mí me pasara, no me gustaría que en los cafés del centro (y de muchas otras zonas) se ande contando detalles que, lo más seguro, nos son ciertos.
La gente corta todo el tiempo, es triste, pero así es la dinámica del amor, y no hay nada que se pueda hacer.
Pero lo que sí me emputó recientemente, es descubrir que una mujer buena onda, honesta y bien dedicada a su pareja, es vilmente engañada, recientemente con otra buena mujer. El chisme incluye la frase “así son los músicos”, pero no siempre es cierto (espero...) El hombre (nada joven por cierto) en cuestión no es muy atractivo que digamos, y anda persiguiendo a cuando escoba con falda encuentra, me consta, lo he visto en acción.
Si media ciudad lo sabe, ¿por qué estas dos féminas no se dan cuenta? Es que ¿acaso el amor las ciega? Si es así, ¿todas las mujeres enamoradas miramos solamente lo que queremos ver?
Me pongo a pensar: si yo fuera la engañada ¿me gustaría saberlo? Luego de mucho meditarlo, llegué a la conclusión que sí. Claro, me gustaría que me lo dijera una persona que realmente le importara mi bienestar, y no una chismosa.
Ps. He bajado mi cuota de chismes por dos razones: ya no frecuento a mucha gente ni muchos lugares que digamos, y para enterarme de cómo andan los demás leo sus blogs. Es una forma de voyeurismo que últimamente he practicado, pues los observados no saben que los leo todos los días. Los espío, lo siento. Por lo menos es mejor que chismear…