lunes, 18 de febrero de 2008
Huelga de amor
Qué pereza llegar a cada 14 de febrero y verse presionado por los medios a comprar, porque ellos dicen. Amo a mi pareja pero no sé si hoy estaré tendré el humor (o el dinero) para “darle algo especial”.
En realidad, no quiero estar en una relación que se vea comprometida si no se da un buen regalo y una invitación costosa, como leí en un artículo el domingo. Qué mal reducir a esto el amor.
A menos que seamos adolescentes, todos sabemos que el amor es más que una tarjeta y un chocolate, y que puede hacernos muy felices pero también mandarnos al siquiatra.
Veo a gente desdichada que se creyó todo lo que les dijeron en la televisión. “Creí que mi relación era una telenovela”, me dice una conocida que se enamoró a los 17 años de su profesor. Se casó en escondidas al llegar a la mayoría de edad y lo mantuvo en secreto. Luego, ya graduada se supo todo y él perdió su empleo, pero entonces pudieron casarse en la iglesia. Según ella, había triunfado el amor.
Seis años después ha visto cómo su ex profesor, ahora esposo casi siempre ausente, se graduó de la universidad y ha conseguido buenos trabajos, mientras ella se queda todo el día en casa cuidando a dos niños traviesos. La adolescente feliz y enamorada ya no se ve por ningún lado, en su lugar hay una mujer que truncó sus sueños en nombre de lo que creyó era amor, presa de la histeria y sumida en violentas discusiones.
Deberíamos inculcar otra idea del amor, que debe empezar con el propio. Es simple, no puedes hacer feliz a alguien si no eres feliz tú. Además, nadie debería casarse ni con el primer amor, ni con el peor es nada, sino esforzarse por buscar el idóneo y disfrutarlo mientras dure.
San Valentín me hace los mandados.
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1 comentario:
Amén! a veces uno se esfuerza buscando y buscando el "perfecto amor" para que tiempo después cuando pierdes las fuerzas la vida te lo pone ahí... cerquita, cerquita de donde no buscaste... Años después contrario a tu amiga he disfrutado de los 8 años más felices de mi vida...
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