martes, 28 de junio de 2011

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Maldita época lluviosa, las defensas y el ánimo bajan, igual que la temperatura. Si en la época soleada uno se siente un poco vivo, un poco normal, un poco gente mezclándose con gente, en estos días todo se va al carajo, por los tragantes llenos de basura.
Vuelve la melancolía y esa cara decadente en el espejo. La necesidad de refugiarse en interiores artificiales tras ventanas que chorrean, de enfrentarse a uno mismo, a la hoja vacía que se resiste a llenarse.
Por lo menos antes era una deprimida joven con sueños grandes, de esas que salen en las películas y que son raras y malvestidas pero chic, que dicen las frases inteligentes y hacen que los guapos se enamoren.
Ahora solo soy una deprimida que se acerca a los 40 y no ha logrado sus sueños, que ya no puede ponerse sudaderos y cargos sin verse ridícula.
Y la lluvia me lo recuerda, con cada gota casi puedo escuchar que dice: lo-ser, lo-ser. Si cae granizo es LO-SER, y luego el trueno, el rayo sobre mi cabeza.
Cómo me dan de ternura esas chavitas que andan por allí queriendo cambiar el mundo, veo tanto de mí (mi yo de antes) en ellas. Me caen tan bien que me da pena decirles que el mundo mierda no quiere cambiar, que tarde o temprano ellas también sucumbirán. Que luego solo quedan recuerdos y algo de historia… para luego convertirse en un engranaje más, esclavas del sistema que maldecirán su suerte mientras ven a pasar a su lado a otras más chavitas con sus alegres alharacas y ganas de cambiar el mundo…
Prefiero apoyarlas, que sigan haciendo sus cositas. Tal vez ellas si lo lograrán, sí se sentirán satisfechas con su vida en este mundo estúpido. Tal vez no necesitarán acomodarse en un trabajo para llevar el tocino a casa. No tendrán que ajustarse al mundo sino que el mundo se ajustará a ellas.
Tal vez no es el mundo, tal vez soy yo. Debo buscarme un amigo que me ayuda comprender que no todo está perdido, que de estas manos y de esta cabezota todavía puede salir algo.
ps. cómo quisiera tiempo para leer, para escribir, para ordenar mi closet y mi cabeza, pero tristemente, no soy dueña de mi tiempo...

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