lunes, 14 de junio de 2010

Alux Nahual: ahora sinfónico


No sé cómo explicarlo, apenas me lo pude explicar a mí misma releyendo mis diarios de la adolescencia. La primera vez que vi a Alux Nahual en concierto (en el año del señor de 1988) fue un flechazo en todo sentido. La música, la mística, las letras y el guitarrista me embrujaron. Al más clásico estilo groupie, me dediqué a escucharlos y a perseguirlos lo más que mis 15 años me lo permitían. Supe que había tenido una epifanía de mi futuro al ver Ranferí, que simplemente me hipnotiza (hasta la fecha) cuando está arriba de un escenario.

No es mi intención analizar la importancia de Alux Nahual en la música de Guatemala, pues es de sobra conocida. Sus composiciones son un logro, son parte importante del rock nacional, así como de nuestra identidad. Su público abarca a personas de toda edad (de los 10 a los 60, sin mentir).

Su brillante carrera, que se dio por finalizada oficialmente en 1999, es lo que me propongo contar en un futuro en una publicación. Fueron 20 años de actividad constante, en los cuales fueron verdaderos rockstars regionales, que convocaban a multitudes y vendían como nadie lo había hecho antes (en mi comedor cuelga uno de sus discos de oro). Sus creaciones fueron evolucionando y con cada disco ofrecían algo nuevo y refrescante. Simplemente tienen una historia excepcional, muchos factores se conjugaron para que naciera una leyenda.

Supongo que después de separarse cada quien tenía la ilusión de hacer algo por su lado, atendiendo distintos llamados.

Sus reencuentros han sido muy exitosos y, debo decirlo, tal vez por eso cada vez más frecuentes. Esto hace que la gente se pregunte ¿han vuelto como banda? Ellos dicen que no, pero en la práctica pareciera que sí. Esto produce confusión y no faltan las críticas.

Yo quisiera que sacaran nuevo material, un disco para ver cómo 10 años separados los han cambiado y mejorado. Pero de eso, nada se habla.

Puedo dar fe que alrededor de los miembros de Alux Nahual hay una hermandad difícil de entender y penetrar. Como fan (y ahora más que eso) me gustaría opinar, pero no me atrevería jamás. Muchas personas que han estado con ellos por 30 años no pueden entrar en esa intimidad, menos yo. Yo solo espero, cruzo los dedos, para que sepan manejar esta época de reencuentros y presentaciones sin caer en exageraciones. Que no den razones para que sus críticos los pongan en entredicho.

Este 17 de junio habrá un concierto especial, muy justificado pues cristalizarán su acariciado proyecto de interpretar sus temas junto una orquesta sinfónica. Estoy segura que el resultado será espectacular, ojalá pudieran regalarle a sus seguidores la dicha de tener un disco que inmortalice esta hazaña.

Pero si no hay disco ni nada nuevo, tal vez deberían tomarse un descanso. A riesgo de que me jalen las orejas en mi propia casa, quiero que Alux mantenga esa distancia que caracteriza a las leyendas. Quiero que verlos en concierto sea una ocasión rara, anhelada, esperada.

Además, sus proyectos individuales son muy interesantes y necesitan atención y tiempo. En el caso de Ranferí, lo mantiene ocupado gran parte del año y necesita tiempo para crear más.

Sin embargo, solo ellos saben lo que harán.

2 comentarios:

Stanley Herrarte dijo...

Enamorada? me encanta la idea de presenciar a un Alux sinfónico... será algo espectacular.. lo malo es que no podré verlos, por eso me encanta la idea de q deberían grabarlo, para la posteridad... como siempre, buen post (lo único malo es la foto... no tenes otra?)

Anónimo dijo...

"Alux Nahual" Simplemente lo mejor de lo mejor....
gary