jueves, 18 de marzo de 2010

Querido y remoto Sabato


“Porque leer no es un pasatiempo; la lectura verdadera es una re-creación. El libro tiene una vida que le da su autor y otra que va naciendo en el encuentro con el alma de cada lector”, ha dicho Ernesto Sabato (sin tilde pero se pronuncia como si la tuviera).

Ah, ese viejito. Mientras los muchos otros escritores que admiro me electrocutan con sus escritos, dejándome chamuscada y sorprendida, Sabato da respuestas a mis preguntas.

Es como si aquella famosa carta (“querido y remoto muchacho” de Abadón el exterminador) la hubiera escrito para mí. Como si me hubiera conocido y me hubiera dado una palmadita en la espalda. A pesar de que me la dio a mi y a otros miles de muchachos que la han leído, para mí es personal porque llegó en un momento en que buscaba respuestas ansiosamente, al salir de la adolescencia.

Al preguntar el querido y remoto y anónimo muchacho acerca de la calidad de lo que escribía, el maestro dice:

“La verdadera justicia sólo la recibirás de seres excepcionales, dotados de modestia y sensibilidad, de lucidez y generosa comprensión. Cuando aquel resentido de Sainte-Beuve afirmó que jamás ese payaso de Sthendal podría hacer una obra maestra, Balzac dijo lo contrario. Pero es natural, Balzac había escrito la Comedia Humana y ese caballero una novelita cuyo nombre no recuerdo. De Brahms se rieron tipos semejantes a Sainte-Beuve: cómo ese gordo iba a hacer algo importante? Un tal Hugo Wolf sentenció en el estreno de la cuarta sinfonía: «Nunca antes en una obra lo trivial, lo vacuo y engañoso estuvieron más presentes. El arte de componer sin ideas ni inspiración ha encontrado en Brahms su digno representante». Mientras que Schumann, el maravilloso Schumann, el desdichadísimo Schumann, afirmó que había surgido el músico del siglo. Es que para admirar se necesita grandeza, aunque parezca paradójico. Y por eso tan pocas veces el creador es reconocido por sus contemporáneos: lo hace casi siempre la posteridad, o al menos esa especie de posteridad contemporánea que es el extranjero, la gente que está lejos, la que no ve cómo te vestís. Si eso le pasó a Stendhal y Cervantes, ¿cómo podés desanimarte por lo que diga un simple conocido que vive al lado de tu casa?”

Luego, ante la pregunta de lo que se necesita para ser un escritor, Sabato dice:

“Es entonces cuando además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espirituales: el coraje para decir tu verdad. La tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia antes los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles, una necesidad de afecto y una valentía para estar solo, para rehuir la tentación pero también el peligro de los grupitos, de las galerías de espejos. En esos instantes te ayudará el recuerdo de los que escribieron solos: en un barco, como Melville; en una selva, como Hemingway; en un pueblito, como Faulkner. Si estás dispuesto a sufrir, a desgarrarte, a soportar la mezquindad y la malevolencia, la incomprensión y la estupidez, el resentimiento y la infinita soledad, entonces sí, querido B., estás preparado para dar tu testimonio”

En cada rincón de sus páginas encontraba (y encuentro) un oasis para mis cansados pies, caricias para mi lastimado lomo. Sus libros no son obras para lucirse y ser reconocido y famoso, ni para hacerse rico, como la mayoría quisieran, sino son respuestas a preguntas trascendentales sobre la condición humana.

Por eso, lo admiro y sus ideas son tan importantes para mí. El viejo cumple 99 años en junio y su hijo, el cineasta Mario Sabato está por presentar una película sobre la vida este huraño escritor. Esto me emociona, mucho. Ante la imposibilidad de conocerlo en persona, así podré acercarme aunque sea un poquito a él, al autor de ese libro que tengo en la mesita de noche y que releo como otros leen sus libros sagrados, “El escritor y sus Fantasmas”.

2 comentarios:

Prado dijo...

Me adhiero a tu admiración. Sobre Héroes y Tumbas es monumental. Su informe de derechos humanos en Argentina, admirable. Saludos y un abrazo.

Sonia dijo...

Muchas gracias. Por encontrar las palabras precisas para describir a Sabato y su impacto en muchas vidas.