martes, 17 de febrero de 2009
Sí, todavía soy atea
¿Por qué será que tal afirmación asusta? ¿Todavía? En siglos anteriores hasta me hubieran quemado, pero ahora hay libertad de cultos, y supongo que también la libertad de no tenerlos.
Pido respeto, mi creencia (o falta de ella) es tan válida como la de los demás. Sin embargo, he notado que los que somos ateos vamos por el mundo sin contarlo demasiado, contrario a los cristianos, por ejemplo, que lo gritan a los cuatro vientos. ¿Será que nos da vergüenza? Yo creo que es más que todo miedo de ser rechazado.
En mi caso, no ha faltado quien me ha dejado de hablar. Otros tratan de llevarme a los caminos del señor, otros me envían mensajes (verbales, por email, de texto, revistas y libros) para que me de cuenta de mi error.
No pienso cambiar. Ahora, el dilema es mi hijo. En el colegio a donde asiste ya le hablan de Dios, aunque mi mamá desde que nació lo ha persignado.
Estoy en aprietos. Tengo que encontrar una estrategia para que no vuelva a casa un día y también me trate de convencer que estoy equivocada.
No quiero que él sea ateo a la fuerza. Quiero que tenga toda la información del caso y tome una decisión informada. No descarto, tomando en cuenta la dialéctica, que Manuel salga cachureco. Lo aceptaría y respetaría, como a todos mis amigos creyentes, hasta lo iría a ver cargar en Semana Santa, pero a mí que me deje en paz.
Hace poco más de un año, cedí ante la presión social de bautizar a mi hijo. Era un compromiso, una reunión familiar, pero fue horrible. Antes del rito, nos tuvieron en un salón por horas mientras oíamos a una monjita enojada regañarnos por todo.
Luego, la misa duró más de lo humanamente soportable, mientras nos asábamos del calor en una iglesia atestada de gente y de niños llorando. Cuando era pequeña me enseñaron que parte de la fe es el sacrificio, supongo que se referían a este tipo de torturas.
Me deshidraté de tanto sudar, se me bajó el azúcar, me dio alergia, solo faltaba que me diera vueltas la cabeza, me cambiaran de color los ojos y empezara a levitar.
Adoro ser libre, que nadie me diga qué hacer, mucho menos gente con tantos prejuicios, dogmas y tabúes. Además, no me gusta sentirme parte de un rebaño.
Pero a veces, como en ese día del bautizo en el que salí huyendo, me doy cuenta que también le tengo un poco de fobia.
El recién pasado día del cariño me regalaron un bellísimo collar con una flor bonsai disecada, dentro de una cruz. Yo luciendo algo así? Hacerlo será la más grande prueba de amor, ojalá no me derrita...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
gran dilema amiga... pero fijate que a mi si me gustan esos ritos catolicos, y siempre me los tomo como un evento social...la gente se arregla mas de la cuenta... tratan de llegar puntuales y toman muchas fotos... por eso creo que si voy a bautizar a mi hijo... y luego primera comunion... y todas esas cosas. y por supuesto... vas a estar invitada... jajajajja saludos sis!
Complicado verdad... si se analiza decir si Santa Claus existe, lo de Dios debe ser horriblemente complicado. Linda reflexiòn Jess.
Tranquila Jess, si Madonna no se derritió por andar luciendo cruces, ni vos ni yo acabaremos recogidos con un trapeador, jejeje.
Tengo una postura similar a la tuya. Ya no practico la religión de mis padres. Soy wicca, creo en una diosa, lo que me hace pagano, algo igual o peor que un ateo.
Sobre tu retoño, weno, dejá que esté por los 7 u 8 para que entienda que hay muchas posturas frente a ese ente llamado dios. De momento no le arrebatés su tierna infancia con toda esa melcocha de las religiones.
Vos enseñale y demostrale que se puede ser una excelente persona con los demás y con uno mismo, sin que haya un código religioso - moral - terrorífico encima de uno.
Saludos, 1 abrazote.
Yo no lo hubiera bautizado, vos, con franqueza es asunto de los padres y punto. Curas y monjas, que se jodan, ya han chingado durante dos mil años a la gente. Si tenés la claridad para mantenerte alejada del opio del pueblo, es justo que inculqués ese derecho a tu hijo. En cuanto a la escuela, lo que ves es la transmisión de la cultura a ciegas, sin soporte crítico, resultado de una sociedad analfabruta, marcada por la tara de la desnutrición y la sistemática desinformación de ciencia y memoria histórica. Pobre país. Pero pobre uno también, porque estaremos condenados siempre a ser los raros, los peligrosos. Al igual que El Verde también soy pagano, aunque no politeísta.
Estoy en el mismo dilema
Publicar un comentario